PESHAWAR, Pakistán, 2 feb (Reuters) – En la bulliciosa ciudad de Peshawar, en el norte de Pakistán, un hombre con moño, sombrero bombín y bastón se pasea extravagante a través del tráfico, apenas evitando los rickshaws, las motocicletas y los autobuses en una escena que recuerda una película muda de la década de 1920.

Usman Khan, de 28 años, solía vender juguetes para niños en un puesto en la carretera pero durante la pandemia de COVID-19 se transformó en Charlie Chaplin, un siglo después de que el comediante de cine mudo alcanzara fama mundial con sus comedias.

“Cuando estaba el coronavirus, mucha gente estaba realmente estresada, algunas personas perdieron la fe en la vida”, dijo Khan a Reuters. “Estaba mirando videos de Charlie y pensé ‘voy a actuar como Charlie'”, agregó.

Khan usa el conocido traje de Chaplin en “El Vagabundo”, con un bigote falso y un poco de delineador de ojos. Sale a la calle, muchas veces acompañado por amigos que lo filman, con la esperanza de llevar un poco de alegría en tiempos tristes.

Su Chaplin visita un gimnasio para interrumpir un partido de ping-pong, intentando golpear la pelota con su bastón y provoca el enojo de los comerciantes cuando da vuelta sus mercancías, casi metiéndose en problemas, como solía hacer el actor en sus películas. Pero también hace reír a los niños que se reúnen a su alrededor luego posa en las escaleras de un vecindario.

“Hacer reír a la gente con comedia muda, ganar el corazón de la gente con comedia muda es una tarea difícil”, dijo Khan.

En solo dos meses, ha obtenido más de 800.000 seguidores en la plataforma Tik Tok, personas de todo el mundo que, dice, encuentran en su actuación un respiro de la pandemia, las restricciones y el distanciamiento social.

Khan espera que productores de cine y televisión también lo miren y asegura que si alguna vez se hiciera rico, compartiría sus ganancias con los pobres.

Su actuación también es un breve escape para Khan, quien, como el Chaplin de la vida real antes de hacerse famoso en Hollywood, proviene de una familia pobre. La venta de juguetes no le alcanza para cubrir los gastos diarios, contó.

“Cuando salgo de mi casa, cierro la puerta a mis propios problemas y busco llevar felicidad a los demás”, agregó.

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