Un tribunal de Myanmar, gobernado por los militares, condenó el miércoles a la depuesta líder Aung San Suu Kyi a cinco años de cárcel tras declararla culpable en el primero de los 11 casos de corrupción que se le imputan, según una fuente con conocimiento del proceso.
La premio Nobel, que dirigió Myanmar —la antigua Birmania— durante cinco años antes de ser obligada a abandonar el poder en un golpe de Estado a principios de 2021, ha sido acusada de al menos 18 delitos, que conllevan penas de cárcel máximas conjuntas de casi 190 años si se la condena en todas ellas.
El juez de la capital, Naipyidó, dictó el veredicto a los pocos momentos de reunirse el tribunal, dijo la fuente, que declinó ser identificada porque el juicio se celebra a puerta cerrada, con información restringida.
No está claro si Suu Kyi, de 76 años, figura de la lucha de Myanmar contra la dictadura militar, será trasladada a una prisión para cumplir la sentencia.
Desde su detención ha estado recluida en un lugar no revelado, donde el jefe de la junta Min Aung Hlaing dijo previamente que podía permanecer tras las condenas anteriores en diciembre y enero por delitos comparativamente menores, por los que ha sido condenada a seis años en total.
Un portavoz del Gobierno militar no estaba disponible para hacer comentarios.
El último caso se centró en las acusaciones de que Suu Kyi aceptó 11,4 kg de oro y pagos en efectivo por un total de 600.000 dólares de su protegido convertido en acusador, el exdirigente de la ciudad de Rangún, Phyo Min Thein.
Suu Kyi había calificado las acusaciones de “absurdas”.
ESTO NO DURARÁ
Nay Phone Latt, ex alto cargo del partido gobernante de Suu Kyi, que fue destituido, dijo que cualquier decisión judicial era temporal, porque el Gobierno militar no duraría mucho.
“No reconocemos las decisiones de la junta terrorista, ni la legislación, ni el poder judicial… el pueblo tampoco las reconoce”, dijo Nay Phone Latt, que forma parte de un Gobierno de Unidad Nacional (GUN) en la sombra que ha declarado una revuelta popular contra el régimen militar.
“No me importa cuánto tiempo quieran sentenciar, si es un año, dos años o lo que quieran. Esto no durará”.
Myanmar está sumido en el caos desde el golpe de Estado y la comunidad internacional ha tachado los juicios de farsa y ha exigido la liberación de Suu Kyi.
La junta se ha negado a permitir sus visitas, incluidas las de un enviado especial del sudeste asiático que intenta poner fin a la crisis.
Con información de Reuters.