Armados con cuchillos y palos, disparando hondas y piedras, un millar de partidarios del ejército de Myanmar atacaron a los opositores al golpe de Estado en el centro de Rangún, mientras los gobiernos del sudeste asiático buscan fórmulas para poner fin a la crisis.
Myanmar está sumido en la incertidumbre desde que el ejército tomó el poder el 1 de febrero y detuvo a la líder del Gobierno civil, Aung San Suu Kyi, y a buena parte de la dirección de su partido, después de que los militares denunciaran un fraude en las elecciones de noviembre.
Se han sucedido cerca de tres semanas de protestas y huelgas diarias, y los estudiantes tenían previsto salir de nuevo a la calle en el centro comercial de Rangún el jueves.
Algunos de ellos amenazaron a los fotógrafos de prensa, según trabajadores de los medios de comunicación y testigos, y las peleas degeneraron rápidamente en una violencia más intensa en varias zonas del centro de la ciudad.
El conflicto acentúa la inquietud sobre un país en gran parte paralizado por las protestas y por el movimiento civil de huelgas contra el ejército.
El portavoz del consejo militar gobernante no respondió a una llamada telefónica de Reuters solicitando comentarios.
Las fuerzas de seguridad han dado muestras de mayor moderación en comparación con las medidas de represión previamente usadas contra las personas que han defendido la democracia durante casi medio siglo de Gobierno militar.
No obstante, tres manifestantes y un policía han muerto a causa de la violencia.
Un informe de Reuters de esta semana citaba fuentes que decían que Indonesia estaba proponiendo que los miembros de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sureste Asiático) enviaran observadores para garantizar que los generales cumplieran su promesa de celebrar unas elecciones transparentes.
Los militares no han dado un plazo para las elecciones, aunque impusieron un estado de emergencia de un año cuando tomaron el poder.
La crisis ha resucitado la reputación de Myanmar como miembro conflictivo de la ASEAN, que está integrada por 10 países, y la lucha diplomática de sus vecinos se produce mientras aumenta la preocupación internacional.
Estados Unidos, Reino Unido y otros países han impuesto sanciones limitadas dirigidas a los miembros de la junta y a las empresas militares.
Con información de Reuters.