CIUDAD DE MÉXICO, 26 ene (Reuters) – Gran parte de la población espera que el presidente Andrés Manuel López Obrador se recupere rápidamente del COVID-19, aunque muchos creen que podría haber evitado contagiarse si hubiera seguido más estrictamente los consejos de salud de su Gobierno y hubiera usado cubrebocas.

El anuncio de la enfermedad del mandatario el domingo coronó la semana más letal de la pandemia de coronavirus en el país, que ocupa el cuarto lugar en número de muertos relacionados con COVID-19 en el mundo.

“No se cuidaba, siempre andaba sin cubrebocas y no respetó la sana distancia”, dijo el recolector de basura Luis Enrique Flores, que pasaba con su carrito por delante de una pared con carteles, del Gobierno, que instaban a usar mascarillas.

López Obrador, que dejó de fumar después de un ataque al corazón en 2013, insiste en que es cuidadoso y se ha remitido a las recomendaciones del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, cuando se le ha preguntado por qué no usa mascarilla.

Sondeos de opinión muestran que la mayoría aprueba la gestión de López Obrador, de la crisis sanitaria y su popularidad, en todo caso, ha mejorado en la pandemia, durante la cual ha mantenido una apretada agenda y ha continuado con giras de trabajo por el país.

Sin embargo, su aversión a llevar una máscara no coincide con la opinión pública, según sugieren las encuestas.

Un sondeo realizado en julio por el diario El Financiero mostró que el 86% de los mexicanos consideraba que las mascarillas ayudaban a prevenir el contagio del virus, mientras que casi nueve de cada 10 dijeron que siempre llevaban una al salir de casa, según mostró el lunes un estudio de Consulta Mitofsky.

“Que se cuide más, que use tapabocas porque siempre sale sin tapabocas en todas sus conferencias”, dijo Noé Méndez, un vendedor ambulante en CDMX.

Sólo cuando viaja en avión se le ve con tapabocas. Pero su decisión de subir a un vuelo comercial el domingo, unas horas antes de revelar que tenía COVID-19, provocó críticas de que estaba socavando el mensaje del propio Gobierno.

Marisol González, quien tiene un puesto de comida callejero en la capital, dijo que muchos mexicanos de a pie tenían que hacer un esfuerzo mucho mayor para mantenerse a salvo y sus negocios a flote.

Los ciudadanos se preocupan cada vez más por el acceso a la asistencia sanitaria a medida que la pandemia va copando los hospitales, pero Reina Luisa Hernández, una masajista cuyo medio de vida ha sido destrozado por la pandemia, dijo que el presidente recibiría el tipo de atención “que no está al alcance de la gran mayoría”.

Otros esperan que AMLO aprenda de su experiencia.

“Es bueno que él sepa lo que se siente, lo que la gente está sufriendo”, dijo Teresa López, editora de una revista digital.

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