Las piñatas, coloridas y festivas, son un elemento crucial en las fiestas de México, especialmente en las posadas de fin de año. Más allá de su aparente papel como diversión, las piñatas tienen una rica simbología que se ha transmitido de generación en generación.

A continuación presentamos algunos datos que quizá no sabías sobre su simbología y su historia. Existen dos versiones sobre el origen de las piñatas. La primera se remonta a la antigua China, según los relatos de los viajes de Marco Polo. Se dice que el mercader, durante una travesía por Asia, presenció la celebración del Año Nuevo Chino, donde se rompía una figura de buey relleno de semillas.

Esta tradición llegó a Italia y se adaptó para conmemorar la cuaresma. Posteriormente, fue llevada a España y, finalmente, los españoles introdujeron las piñatas en el Nuevo Mundo, otorgándoles un nuevo significado.

La segunda versión sostiene que las piñatas pertenecían a la civilización maya. En esta versión, se destaca que los mayas practicaban un juego con los ojos vendados, consistente en colgar una olla de barro llena de cacao con una cuerda y tratar de romperla.

Los siete picos de las piñatas representan los siete pecados capitales:

Soberbia
Lujuria
Avaricia
Ira
Gula
Envidia
Pereza

Otros elementos cargados de significado son el palo que se usa para quebrar la piñata. Esto significa la fuerza que Dios confiere a sus creyentes, quienes, vendados de los ojos por su fe ciega, logran hacer caer la riqueza del cielo, representada en los dulces.

En esencia, las piñatas no solo adornan celebraciones; son nodos culturales que conectan el pasado con el presente. En su presencia, encontramos no solo una explosión de dulces, sino una explosión de significados que iluminan la riqueza y la profundidad de las tradiciones mexicanas.

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