Acorde a Víctor Clark, director del Centro Binacional Derechos Humanos, las personas adictas a sustancias de Tijuana han sido usadas como conejillos de indias para probar cuántas dosis de fentanilo eran capaces de soportar.

Los cárteles de la droga han usado a los habitantes de la canalización del Río Tijuana para que prueben el fentanilo mezclado con otras drogas como heroína, con cocaína, con mefanfetamina. Esto tiene el propósito de crearles resistencia al consumo de fentanilo, y los consumidores sintieran que esta droga era más potente.

Clark resaltó que la ola de dicha sustancia vino de EEUU a México. La manera en que se introdujo a esta frontera fue gracias a los migrantes deportados que ya lo consumían del lado americano, y lo demandaban aquí.

También dijo que cuando visitaba la Estancia Municipal de Infractores los custodios aseguraban que llegaban personas que no venían drogados con cristal, sino con otra droga. Desde hace 5 años aparecían adictos “que ya estaban consumiendo fentanilo, un proceso para formar adictos”.

El director del centro explicó que las pastillas de esta droga que llevan la M se llegan a vender a 25 pesos por pieza, o 100 por cuatro de ellas. Explicó que esta droga se puede inhalar, inyectar, y representa una gran oportunidad para que el crimen organizado obtenga grandes recursos.

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