El vacío que implica perder un hijo es difícil de explicar en palabras. Tal vez una de las formas de entender a la madre, el padre, es tratar de ponerse en sus zapatos, sentir el dolor, el cual se expresa de distintas maneras.
Para Yumaira García y Erick González, mamá y papá de Kevin Yael, menor de edad asesinado al interior de la canalización del Río Tijuana el pasado 2 de septiembre, la forma de enfrentar esta dolorosa pérdida es alejándose por un momento de Tijuana.
Llegaron provenientes de Jalisco, buscando como otros cientos una mejor calidad de vida en esta ciudad fronteriza.
Por un lapso que rondó los siete años, Tijuana fue el hogar de la familia compuesta por cuatro.
Tras la desaparición y posterior crimen de uno de sus hijos, lo mejor fue marcharse por un tiempo a suelo jalisciense.
Para ellos, la distancia es una forma de buscar aliviar un poco la tristeza, si es que esto es posible.
Vecinos de la colonia Postal los siguen recordando, mezclándose sentimientos de tristeza por lo sucedido, y de alegría por la sonrisa que solía mostrar el joven de secundaria.
Una de ellas menciona que Yumaira, la madre de Kevin Yael, se sorprendió en demasía al recibir el apoyo económico que personas de la colonia Postal y alrededores les donaron.
Si bien, el dinero no puede mitigar el dolor, puede por un momento aminorar la carga económica propia del día a día.
Los padres estarán regresando de forma esporádica a Tijuana hasta que el caso de Kevin Yael se solucione.
Por el momento, una familia que llegó a esta ciudad tiene que despedirse por el triste final de su hijo.
Sí, Tijuana brinda muchas oportunidades para todos, pero también riesgos.