TEGUCIGALPA/CIUDAD DE GUATEMALA, 16 ene (Reuters) – Miles de migrantes centroamericanos avanzaban el sábado por territorio guatemalteco para llegar a Estados Unidos, desafiando las fuertes restricciones de las autoridades que incluso los obligaron a intentar cruzar por puntos alejados de las rutas convencionales, expuestos a mayores peligros.
La noche del viernes, hubo pequeñas confrontaciones entre las fuerzas de seguridad hondureñas y los migrantes mientras cruzaban la frontera hacia Guatemala. Las autoridades calcularon que unas 6,500 personas integraban la caravana.
Familias enteras, que durmieron en torno a las desoladas carreteras que conectan Honduras con Guatemala, comenzaron a avanzar desde muy temprano, a pesar de las detenciones ocurridas en la víspera y de los cientos de militares que permanecen desplegados a lo largo de la frontera.
La autoridad migratoria guatemalteca informó el sábado que en total unas 3,000 personas se encontraban en el departamento Chiquimula, mientras otro millar de migrantes estaría ingresando al país por Puesto Integrado Fronterizo El Florido, en el municipio Camotán.
“Es la primera vez que la caravana ingresa al territorio guatemalteco por El Florido”, dijo la portavoz del Instituto Guatemalteco de Migración, Alejandra Mena.
En el pasado, los migrantes habían entrado por los puestos fronterizos de Corinto, a unos 114 kilómetros de San Pedro Sula, y Agua Caliente, ubicado en el territorio intrafronterizo de la Unión Aduanera entre Guatemala y Honduras. Ninguna de estas delegaciones reportaba ingresos irregulares hasta el momento.
Los migrantes, muchos de ellos jóvenes y mujeres con niños a cuestas, partieron el viernes de una terminal de autobuses en la ciudad industrial San Pedro Sula. Al igual que en Honduras y Guatemala, México también reforzó la frontera sur con cientos de policías y militares, que llevaban equipo antimotines.
La caravana de esta semana es la primera de 2021 y ocurre tras el agravamiento de la crisis económica en Centroamérica por el paso de dos potentes huracanes a fines del año pasado y a pocos días de que el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, asuma su cargo.