El jueves 21 de diciembre, dos migrantes perdieron la vida al ahogarse en el Río Bravo en Matamoros, Tamaulipas, mientras intentaban cruzar hacia Brownsville, Texas, con la intención de solicitar asilo y visas humanitarias en los Estados Unidos.

Videos capturaron el desgarrador momento en el que tres de los cuatro migrantes luchaban por avanzar en la zona fangosa y vegetativa, pero se sumergían repetidamente, siendo finalmente dos de ellos cubiertos por el agua y el lodo, confirmando su fallecimiento por ahogamiento.

Las víctimas fueron identificadas como Jackson, originario de Haití, y Carlos, de Venezuela. Familiares y testigos presenciaron impotentes la tragedia desde el borde del río en Brownsville, escuchando los gritos de desesperación.

A pesar de la presencia de elementos de la Guardia Estatal, el Instituto Nacional de Migración, la Fiscalía de Justicia del Estado y el Ejército Mexicano, junto con bomberos y la Cruz Roja, las condiciones del lugar impidieron la búsqueda de los cuerpos.

Mientras tanto, el grupo de migrantes que acompañaba a las víctimas logró cruzar a los Estados Unidos sorteando las vallas en Matamoros.

Una semana después, las autoridades informaron que un padre abandonó a sus dos hijas cerca del Río Bravo en Ciudad Juárez, Chihuahua. Las menores fueron aseguradas por autoridades migratorias después de que el padre cruzó corriendo la avenida, se internó en el río Bravo y se entregó a las autoridades estadounidenses en la puerta 36 para solicitar visas humanitarias.

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