BOGOTÁ, 21 nov (Reuters) – Cuando el huracán de categoría 5 Iota rugió sobre la pequeña isla colombiana de Providencia en las primeras horas de la mañana del lunes, Yeisler Chamorro y su esposa se acurrucaron debajo de un colchón en su dormitorio.
Casi toda la infraestructura de la isla habitada por unas 6.000 personas cerca de la costa de Centroamérica fue dañada o destruida por la tormenta, que hizo llover escombros sobre Chamorro, de 29 años.
“Yo en mi caso puedo decir que fui salvado por mi colchoneta”, dijo Chamorro, mientras le mostraba a un reportero de Reuters las reparaciones temporales que había hecho en el techo de la habitación. “Nos caían cosas encima, escombros y todo, pero gracias a Dios sobrevivimos, lo material, eso se recupera después, lo importante ahora mismo es la vida”.
Los vientos de Iota y las fuertes lluvias dejaron unas 40 personas muertas en América Central y Colombia, incluidas al menos dos en Providencia.
En Nicaragua, inundó áreas bajas que aún se tambaleaban por el impacto de Eta hace dos semanas, otro gran huracán que mató a decenas de personas en la región.
“Cuando me levanté y miré hacia allá (señalando en dirección de las casas vecinas) la primera impresión que yo tuve fue que los vecinos estaban muertos”, relató Chamorro, un técnico de aire acondicionado.
“Salí caminando así en contra de la brisa, me tocó salir así para ver cómo estaba el resto de familiares, pues al llegar me di cuenta de que todo el mundo estaba con vida”, agregó.
Muchos residentes todavía están conmocionados por la destrucción, comentó el isleño, quien está comprometido con la reconstrucción.
“Luchemos y salgamos adelante, esto es un nuevo comienzo”, dijo. “Más que preguntarle a Dios por qué? hay que darle gracias de que estamos vivos”.
El gobierno de Colombia ha acreditado un sistema de alertas y refugios por el bajo número de muertos en la isla, cuyos residentes hablan un idioma criollo además de español.
San Andrés, la isla más grande del mismo archipiélago y que también sufrió daños por la tormenta, se ha convertido en un destino para cientos de evacuados de Providencia que buscan reunirse con familiares.