A lo largo de la frontera norte de México, en donde existe una fuerte problemática con el consumo de drogas, solamente existen alrededor de cinco organizaciones que trabajan esta situación bajo un esquema de disminución de riesgos y daños, y una de ellas es Integración Social Verter AC y se encuentra en Mexicali.
Desde hace cuatro años, esta organización bajacaliforniana echó a andar su proyecto denominado “La Sala”, un espacio protegido exclusivamente para mujeres para el consumo higiénico de drogas en un ambiente sin prejuicios y bajo supervisión de personal capacitado.
María de Lourdes Ángulo, fundadora de la organización, aseguró que con este proyecto se previenen las muertes por sobredosis de drogas inyectadas, se les ingresa a los servicios de salud y tratamiento de su consumo y se promueve la recolección de jeringas usadas. Además de que contribuye a la disminución de nuevas infecciones de VIH y Hepatitis C.
En Baja California, el consumo del fentanilo ha incrementado de forma considerable entre la sociedad, lo que por ende ha propiciado un mayor número de muertes por sobredosis. Tan solo de 2019 a la fecha han registrado mil 30 casos, siendo en 2022 el año con un incremento al doble, en comparativa a los años anteriores.
Es por ello que la organización se ha empeñado en este tipo de atención, conformando también un Centro Comunitario en el que a todo consumidor se les hace intercambio de jeringas, se le brinda atención personalizada y se les asesora sobre las complicaciones en el consumo; una labor que va más allá de la política de criminalización que viene enraizada desde el Estado.
Adriana, originaria de la Ciudad de México, asiste a “La Sala” desde el primer día de su apertura ya que considera que ahí puede consumir sin ser agredida por compañeros o elementos de la Policía. Ella comenzó a consumir desde los 11 años y ello se agravó, dice, desde hace más de 20 años cuando fue deportada después de haber vivido en Estados Unidos, en donde se quedaron sus ocho hijos en el estado de Texas.