LONDRES, 5 oct (Reuters) – La combinación de la pandemia de COVID-19 y la falta de un acuerdo comercial post-Brexit con la Unión Europea podría costarle a Reino Unido alrededor de 134.000 millones de libras (174.000 millones de dólares, 161.000 millones de euros) al año en PIB perdido durante una década, según mostró la investigación del bufete de abogados Baker & McKenzie.
El primer ministro Boris Johnson ha fijado el 15 de octubre como fecha límite para cerrar un acuerdo comercial post-Brexit que se pondría en marcha cuando Reino Unido deje de estar sometido al régimen de la UE a finales de este año.
El brote de COVID-19 reducirá el PIB de Reino Unido en un 2,2% respecto a los niveles anticipados antes del brote, según dijo Baker & McKenzie en un informe titulado “El futuro del comercio del Reino Unido: Realidades fusionadas del Brexit y COVID-19”.
Además, el Brexit, incluso con un acuerdo comercial, recortaría el PIB en un 3,1% a largo plazo en relación con un escenario hipotético en el que el Reino Unido permaneciera en la UE, mientras que las exportaciones de bienes serían un 6,3% más bajas, dijo Baker & McKenzie.
Pero sin un acuerdo comercial, el coste de Brexit aumentaría al 3,9% del PIB a largo plazo, dijo Baker & McKenzie.
“A pesar de que las empresas tomen medidas para compensar los costes adicionales del Brexit mediante la reconfiguración de las cadenas de suministro, la disminución de los ingresos de exportación para los fabricantes del Reino Unido será sustancial”, dijo Baker & McKenzie.
“Dado que el coste de la salida de Reino Unido de la UE será probablemente muy alto, el Gobierno tendrá que utilizar todas las herramientas a su disposición para ayudar a mitigar el daño económico”.
Los detractores de la salida de Reino Unido dicen que el Brexit le costará al país mucho dinero y poder durante las próximas décadas, aunque los partidarios dicen que las estimaciones del impacto económico han sido demasiado pesimistas.
Los partidarios del Brexit dicen que aunque habrá algunos costes a corto plazo, los beneficios económicos y políticos a largo plazo podrían superar con creces los costes, ya que Reino Unido sería libre de dar forma a sus propias prioridades.