BARCELONA, 17 sep (Reuters) – Mohamed Chirif, un argelino de 45 años que vive en Barcelona, teme perder su trabajo de fontanero si la prueba del coronavirus que se hizo esta semana resulta positiva.
“Si le digo a mi jefe que tengo que quedarme en casa durante 14 días, ¿qué crees que hará? Estoy seguro de que contrataría a otra persona”, dice, recalcando que si estuviera infectado, lo diría.
“¿Y dónde me aislaría? ¿En el baño?”, dice durante un programa de pruebas voluntarias en su barrio, El Raval, una de las zonas más multiculturales y pobres de Barcelona, cuya tasa de infección es casi el doble de la media de la ciudad. Chirif vive con su esposa y sus dos hijos en un apartamento de una habitación.
Sus palabras ilustran uno de los retos que enfrenta España para intentar frenar la propagación del virus. Tiene el mayor número de casos en Europa Occidental, más de 610.000, y las muertes superan las 30.000.
Las comunidades menos acomodadas como El Raval se están viendo más afectadas, y la brecha entre las zonas más pobres y más ricas es el núcleo de un tenso debate en España sobre cómo frenar el aumento de los casos, ya que algunas ciudades prevén confinamientos selectivos que se centrarían en las zonas más afectadas —y por lo tanto, a menudo más pobres—.
En el punto álgido de la pandemia, el distrito de Barcelona con los ingresos más bajos tenía 2,5 veces más casos que el más rico, mientras que en toda la región de Cataluña la tasa de mortalidad era cinco veces más alta entre los más pobres, según mostraron dos estudios.
En Madrid, la tasa de infección en un distrito del norte es casi seis veces menor que en un distrito del sur con ingresos medios más bajos y mayor proporción de población inmigrante.
El riesgo de perder el empleo está en la mente de muchos en El Raval mientras se realizan las pruebas.
Laia, una joven de 23 años que hace la fila para la prueba, dice que algunas personas no vienen por miedo a dar positivo. “Tienes tus planes y si te dicen que eres positivo y tienes que quedarte en casa, puede que algunos no estén dispuestos a hacerlo”, sostuvo.
Pedro Gullón, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), señala que la brecha de desigualdad, alimentada por factores de vivienda y trabajo, no es la única razón de la alta tasa de infección de España, pero que el aumento de los casos ha hecho más visibles estas disparidades.
Con el fin de no estigmatizar a El Raval y animar a los residentes a hacerse la prueba, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, dijo esta semana que las personas que no pudieran aislarse en su hogar podrían alojarse en hoteles y que los que estuvieran en su casa podrían recibir comida y visitas médicas.