Japón promulgó el viernes una ley destinada a promover la comprensión de la comunidad LGBT que, según los críticos, no ofrece garantías de derechos humanos, aunque algunos legisladores conservadores afirmaron que la medida es demasiado permisiva.
Japón, el único país del Grupo de los Siete (G7) que carece de protección legal para las uniones entre personas del mismo sexo, se había comprometido inicialmente a aprobar la ley antes de acoger una cumbre del G7 el mes pasado.
Sin embargo, las disputas en torno al proyecto de ley hicieron que no se sometiera a la consideración del Parlamento hasta el 18 de mayo, un día antes del inicio de la cumbre.
El proyecto inicial establecía que la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género “no debe tolerarse”, pero se cambió por “no debe haber discriminación injusta”, lo que, según los críticos, puede fomentar tácitamente algunas formas de discriminación.
A pesar de la suavización del proyecto de ley, algunos miembros del gobernante Partido Liberal Democrático del primer ministro Fumio Kishida rompieron filas con las directrices del partido, boicoteando o abandonando la votación del martes en la cámara baja y la votación final en la cámara alta.
“Ha habido delitos cometidos por suplantadores de identidad en los baños de mujeres”, aseguró a la prensa Akiko Santo, expresidenta de la Cámara Alta, tras boicotear la votación en esa cámara. “Sería un problema muy grave si se aprobara este proyecto de ley y se convirtiera en tendencia que es normal aceptar cualquier cosa”.
Japón ha recibido presiones de otras naciones del G7, especialmente de Estados Unidos, para que permita el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Los líderes empresariales afirman que temen que Japón no pueda seguir siendo competitivo internacionalmente sin una mayor diversidad, incluida la representación de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales, especialmente cuando Tokio pretende promocionarse como centro financiero mundial.
De Reuters.