De pie, con trajes rojos para materiales peligrosos, cinco trabajadores sanitarios de Corea del Norte se dirigen a una ambulancia para luchar contra un brote de COVID-19 que, en ausencia de vacunas, el país está tratando con antibióticos y remedios caseros.

El Estado aislado es uno de los dos países que aún no ha iniciado una campaña de vacunación y, hasta la semana pasada, había insistido en que estaba libre de COVID-19.

Ahora está movilizando fuerzas, incluido el ejército, y una campaña de información pública para combatir lo que las autoridades han reconocido como un brote “explosivo”.

En una entrevista en la televisión estatal el lunes, el viceministro de Salud Pública, Kim Hyong-hun, dijo que el país había pasado de un sistema de cuarentena a uno de tratamiento para manejar los cientos de miles de casos de “fiebre” que se registran cada día.

Corea del Norte. KCNA/via REUTERS

La emisora mostró imágenes del equipo de materiales peligrosos y de trabajadores enmascarados abriendo ventanas, limpiando escritorios y máquinas y rociando desinfectante.

Para tratar el COVID-19 y sus síntomas, los medios de comunicación estatales han animado a los pacientes a utilizar analgésicos y antifebriles como el ibuprofeno, y amoxicilina y otros antibióticos, que no combaten los virus, pero que a veces se recetan para infecciones bacterianas secundarias.

Aunque anteriormente restaron importancia a las vacunas, ya que “no son una panacea”, los medios de comunicación también han recomendado hacer gárgaras con agua salada o beber té de madreselva japonesa o de hojas de sauce tres veces al día.

“¡Los tratamientos tradicionales son los mejores!”, dijo una mujer a las emisoras estatales mientras su marido describía que sus hijos hacían gárgaras con agua salada cada mañana y cada noche.

Una anciana residente en Pionyang dijo que le había ayudado el té de jengibre y la ventilación de su habitación.

“Al principio me asustó el COVID, pero tras seguir los consejos de los médicos y recibir los tratamientos adecuados, resultó no ser un gran problema”, dijo en una entrevista televisada.

El líder del país, Kim Jong-un, dijo el domingo —cuando la agencia estatal de noticias KCNA informó de 392.920 casos más de fiebre y ocho muertes más— que las reservas de medicamentos no estaban llegando a la gente, y ordenó al cuerpo médico del ejército que ayudara a estabilizar los suministros en Pionyang, donde parece centrarse el brote.

La KCNA dijo que el número acumulado de enfermos de fiebre era de 1.213.550, con 50 muertes. No dijo cuántos presuntos infectados habían dado positivo en las pruebas de COVID-19.

Las autoridades afirman que una gran proporción de las muertes se ha debido a que la gente “se ha descuidado al tomar los medicamentos debido a la falta de conocimiento y comprensión” de la variante ómicron y del método correcto para tratarla.

La Organización Mundial de la Salud ha enviado algunos botiquines y otros suministros a Corea del Norte, pero no ha dicho qué medicamentos contienen. Los vecinos China y Corea del Sur se han ofrecido a enviar ayuda si Pionyang lo solicita.

Con información de Proceso.

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