WUHAN, China, 3 feb (Reuters) – Un miembro del equipo liderado por la Organización Mundial de la Salud que busca pistas sobre los orígenes del COVID-19 en la ciudad central china de Wuhan dijo que es necesario trabajar para tratar de rastrear los elementos genéticos del virus en las cuevas de los murciélagos.
Peter Daszak, zoólogo y experto en enfermedades animales, dijo que el equipo en Wuhan había recibido nueva información sobre cómo el virus, identificado por primera vez en la ciudad a finales de 2019, condujo a una pandemia. No dio más detalles, pero sostuvo que no hay pruebas que sugieran que surgió de un laboratorio.
El origen del coronavirus se ha convertido en algo muy politizado tras las acusaciones, especialmente de Estados Unidos, respecto a que China no fue transparente en su gestión inicial del brote. Pekín ha impulsado la idea de que el virus se originó en otro lugar.
Daszak participó en la investigación de los orígenes del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) en 2002-2003, y rastreó sus raíces en los murciélagos que vivían en una cueva en el suroeste de la provincia de Yunnan.
“Hay que hacer una investigación similar si queremos encontrar el verdadero origen silvestre” del COVID-19, dijo Daszak, presidente de la EcoHealth Alliance, con sede en Nueva York, en una entrevista con Reuters.
“Este tipo de trabajo para encontrar la probable fuente en los murciélagos es importante, porque si se puede hallar el origen de estos virus letales se puede reducir el contacto con esos animales”, agregó.
No está claro si China está tomando muestras de sus numerosas cuevas de murciélagos, pero ya se habían encontrado virus similares al SARS-CoV-2 en la provincia suroccidental de Yunnan.
Daszak sostuvo que el equipo en Wuhan había estado recibiendo nueva información sobre cómo el virus llevó a una pandemia, pero no dio detalles. “Veo que algunos escenarios parecen más plausibles que antes”, relató.
Una de las hipótesis que el equipo está analizando más detenidamente es la posibilidad de que el virus haya estado circulando mucho antes de que se identificara por primera vez en Wuhan.
“Es algo que nuestro grupo está estudiando para ver qué nivel de transmisión comunitaria podría haberse dado antes”, dijo Daszak. “El trabajo que estamos haciendo aquí es rastrear desde los primeros casos hasta un reservorio animal, y ese es un camino mucho más difícil, y puede haber ocurrido durante varios meses o incluso años”.