Mientras miles de haitianos eran detenidos, deportados o expulsados de un campamento en la frontera de México con Texas la semana pasada, muchos otros viajaron hacia el oeste, a Tijuana, con la esperanza de evitar una ofensiva destinada a detener la creciente marea de migrantes.

Pagando miles de dólares y evitando rutas populares, los recién llegados a Tijuana han recurrido a la ayuda de otros haitianos que llegaron hace cinco años hasta las puertas de Estados Unidos, durante otro repunte en la migración.

El contacto con ellos, incluidos algunos que cuentan con un negocio local, ha suavizado el camino hacia el norte, de acuerdo con más de dos docenas de viajeros que hablaron con Reuters.

Foto de archivo. Migrantes haitianos que dejaron Texas llegan a Puerto Príncipe. Haití. REUTERS/Ralph Tedy Erol

Desde julio, esa red ha ayudado también a algunos haitianos a cruzar a Estados Unidos, dijeron.

“Gracias a Dios, llegamos”, expresó Alexandre Guerby, un joven de 26 años que arribó recientemente a Tijuana con su esposa después de un viaje de un mes desde Chile, donde la pareja estuvo viviendo y tuvo una hija.

“Ahora me siento mucho más seguro”, añadió, resaltando la ayuda de otros haitianos para llegar a Tijuana.

La semana pasada, México colaboró con Estados Unidos para despejar un campamento improvisado de varios miles de haitianos que emergió entre Ciudad Acuña (México) y Del Río (Texas). Muchos habían venido de Chile o Brasil.

Migrantes caminan por un campamento fronterizo improvisado a lo largo del Puente Internacional en Del Río, Texas, Estados Unidos. 24 de septiembre de 2021. REUTERS/Adrees Latif

La familia de Guerby se encuentra entre los cientos que han estado llegando a Tijuana este mes, según los recién llegados y operadores de refugios para migrantes.

Su viaje sigue los pasos de sus predecesores que huyeron por primera vez de un gran terremoto en 2010 en Haití y de la pobreza crónica en América del Sur. Luego, muchos se mudaron al norte en masa rumbo a Estados Unidos en 2016 a medida que la economía brasileña se deterioró.

Varios haitianos vinieron con niños nacidos en Chile, expresando la creencia de que les facilitaría la entrada a Estados Unidos. Los ciudadanos chilenos pueden ingresar al país norteamericano por hasta 90 días con una exención de visa.

Instalados en varias partes de Tijuana, algunos haitianos trabajan en restaurantes y fábricas, mientras que otros tienen negocios que van desde tiendas de teléfonos celulares hasta lavado de autos, jardinería, plomería y decoración de interiores, dicen residentes y la publicidad local.

Un inmigrante haitiano trabaja en la empresa Prime Wheel Corporation de Tijuana. REUTERS/Edgard Garrido

“Hemos llegado a tener hasta 300 haitianos”, afirmó Juan Torres, encargado de recursos humanos de Prime Wheel, una empresa dedicada a la producción de rines para las principales marcas automotrices.

La mayoría de los haitianos en Tijuana desconfía de hacer públicos sus logros para que no les cause problemas con las autoridades migratorias o atraiga la atención del crimen organizado.

Diverson Pierre, un pintor industrial que trabaja en la planta de rines donde actualmente laboran cerca de 60 de sus compatriotas, dijo que llegó a Tijuana en 2017 con la intención de ir a Estados Unidos.

“Pero al ver que la gente tiene muy buen trato con nosotros decidí quedarme aquí”, aseguró. “Mi objetivo era conseguir trabajo y aquí lo conseguí”.

Un inmigrante haitiano trabaja en la empresa Prime Wheel Corporation de Tijuana. REUTERS/Edgard Garrido

Reuters habló con más de 20 haitianos y mexicanos en Tijuana que dijeron que estaban aconsejando a los recién llegados dónde alojarse o les habían ofrecido habitaciones para alquilar ellos mismos.

“Tienen una comunicación entre ellos de una forma extraordinaria, todos jalan parejo”, afirmó José García, director del albergue Juventud 2000 en la ciudad. “Todo el tiempo traen el teléfono en la mano y siempre están informados sobre cómo se está moviendo la cosa en la frontera”.

Wilner Metelus, un haitiano que encabeza el grupo de defensa Comité Ciudadano de Defensa de los Naturalizados y Afromexicanos, dijo que las llegadas anteriores habían mostrado a la última afluencia de haitianos cómo evitar las redadas oficiales y avanzar.

El recién llegado Guerby también quiere ir rumbo a Estados Unidos, pero primero planea trabajar en México para reponer sus agotados ahorros, después de haber gastado miles de dólares en viajar al norte.

Una inmigrante haitiana con su bebé hace fila para regularizar su situación al exterior de la sede de la Comisión Mexicana de Ayuda a los Refugiados (COMAR) en Tijuana. REUTERS/Edgard Garrido

“MUCHO MÁS CARO”

Temerosos de ser deportados a casa o enviados de regreso al sur de México, o incluso a Guatemala, los migrantes haitianos dijeron que viajan en pequeños grupos para evitar ser detectados.

A veces, eso significaba incluso viajar en automóviles o taxis para poder esquivar a las autoridades evitando las carreteras principales.

“Todo en el camino fue mucho más caro porque no teníamos papeles”, afirmó Astride Petit, un haitiano de 25 años.

Los migrantes a veces tenían que pagar hasta 500 pesos por tramos que normalmente costaban entre 80 y 100 pesos, señaló Petit. Aun así, el costo adicional hizo que los viajes fueran más seguros, dijo.

FOTO: GABRIELA PÉREZ MONTIEL / CUARTOSCURO.COM

Otros haitianos pudieron viajar por México como turistas, a pesar de carecer de los documentos necesarios. Algunos mostraron a Reuters boletos de autobús que habían comprado para viajar al norte desde la ciudad Poza Rica, en el este del país.

En contraste con el arribo en masa de haitianos a Tijuana en 2016, muchos han llegado ahora a cuentagotas con la ayuda de “coyotes” o guías, quienes los llevan directamente a pensiones y departamentos, haciéndolos menos visibles, explicaron a Reuters los jefes de cinco albergues para migrantes.

Eso también ha hecho que sea más difícil estimar cuántos haitianos hay en Tijuana, opinan funcionarios locales.

Tijuana ha sido durante mucho tiempo una vía importante para el tráfico de migrantes hacia Estados Unidos, y hay una gran simpatía por los haitianos en algunos sectores.

FOTO: OMAR MARTÍNEZ /CUARTOSCURO.COM

“Nuestra experiencia en Tijuana es que ellos son muy trabajadores, se les debe de dar una oportunidad”, aseveró Rubén Iturriaga, un peluquero local que dijo que tenía muchos clientes haitianos.

“Los mexicanos también somos inmigrantes, vamos a Estados Unidos y por eso no debemos de cerrarles la puerta”, agregó.

Baja California ha sido tradicionalmente uno de los de más rápido crecimiento en México, y el secretario de Trabajo local, Luis Algorri, dijo que los haitianos son bienvenidos.

“Aquí somos un santuario de migrantes”, afirmó. “Estamos abiertos a que se incorporen rápidamente con una oferta de empleo en la zona costera de 25,000 (puestos de trabajo)”.

Con información de Reuters.

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