Funcionarios de emergencias del condado californiano de San Luis Obispo pasaron las primeras horas del viernes patrullando diques y ríos crecidos después de que una tormenta fluvial atmosférica empapara el ya saturado estado con lluvias torrenciales, aumentando el riesgo de inundaciones en algunas zonas.
En algunos puntos del condado ya han caído hasta 13 cm de lluvia, y en otros hasta 25 centímetros. En las zonas más elevadas del condado costero, situado aproximadamente a medio camino entre Los Ángeles y San Francisco, podrían caer hasta 25 centímetros de lluvia, según el Servicio Meteorológico Nacional, que emitió un aviso de inundación repentina.
El presidente Joe Biden declaró el viernes la emergencia en California, ordenando la asistencia federal para ayudar a las autoridades locales, tribales y estatales a responder a las inclemencias del tiempo.
Los equipos de emergencia han pasado el último día preparándose para la posibilidad de inundaciones peligrosas, vigilando diques, arroyos y ríos y llenando sacos de arena, dijo Rachel Monte Dion, coordinadora de servicios de emergencia del condado.
“Estamos muy preocupados. Desde enero no ha dejado de llover, por lo que el suelo está totalmente saturado y los arroyos están llenos”, declaró Dion, señalando que más de 1.200 residentes tienen órdenes y avisos de evacuación.
Las fuertes lluvias caídas en el norte y el centro de California suscitaron la preocupación de que la nieve derretida por una serie de ventiscas en las montañas de mediana altitud pudiera aumentar la escorrentía y provocar inundaciones río abajo.
También se espera que los vientos huracanados que acompañan a los chubascos arranquen de raíz los árboles anclados en suelos empapados por la lluvia.
La tormenta es el producto de lo que los meteorólogos llaman un río atmosférico, una corriente a gran altitud de densa humedad subtropical que llega a la costa oeste desde las cálidas aguas del Pacífico en torno a Hawai.
Se trata de la última de las 10 tormentas de este tipo que se han producido en California desde Navidad, que se suman a un invierno excepcionalmente húmedo y nevado en un estado que en los últimos años se ha visto más afectado por la sequía y los incendios forestales que por fuertes precipitaciones.
Según los expertos, la creciente frecuencia e intensidad de este tipo de tormentas en medio de episodios de sequía prolongada es síntoma del cambio climático provocado por el hombre.
Por Reuters.