Equipos de rescate buscaban supervivientes en las zonas de Alemania y Bélgica devastadas por las inundaciones, después de que la crecida de los ríos y las riadas de esta semana derrumbaron casas y se cobraron al menos 157 vidas.
“Estamos de luto con aquellos que han perdido amigos, conocidos y familiares”, dijo el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier durante una visita a Erftstadt, en el estado de Renania del Norte-Westfalia, donde la catástrofe causó la muerte de al menos 43 personas.
“Su destino nos desgarra el corazón”, añadió.
Unas 133 personas han muerto en las inundaciones del oeste de Alemania, la peor catástrofe natural del país en más de medio siglo. Entre ellas, unas 90 en el distrito de Ahrweiler, al sur de Colonia, según la policía. Cientos de personas siguen desaparecidas.
Unos 700 residentes fueron evacuados a última hora del viernes tras la rotura de una presa en la localidad de Wassenberg, cerca de Colonia, según las autoridades.
“Los niveles de agua se han estabilizado desde anoche, se puede decir que la situación es estable”, dijo el alcalde de Wassenberg, Marcel Maurer. “Es demasiado pronto para dar el visto bueno, pero somos cautelosamente optimistas”.
Sin embargo, la presa de Steinbachtal, en el oeste de Alemania, seguía en riesgo de romperse, según las autoridades, después de que unas 4.500 personas fueron evacuadas de sus casas aguas abajo.
Steinmeier calificó la inundación de tragedia y dijo que pasarán semanas antes de que se puedan evaluar todos los daños, que se espera que requieran varios miles de millones de euros en fondos de reconstrucción.
Armin Laschet, primer ministro del estado de Renania del Norte-Westfalia y candidato del partido gobernante CDU en las elecciones generales de septiembre, dijo que hablaría con el ministro de Finanzas, Olaf Scholz, en los próximos días sobre la ayuda financiera.
En Bélgica, el número de muertos aumentó a 24, según el centro nacional de crisis, que coordina las labores de rescate.
“Lamentablemente, tenemos que asumir que esta cifra seguirá aumentando en las próximas horas y días”, dijo el centro en un comunicado. Unas 20 personas siguen desaparecidas.
Los servicios de emergencia de los Países Bajos también permanecían en alerta máxima, ya que el desbordamiento de los ríos amenazaba a ciudades y pueblos de la provincia meridional de Limburgo.
Decenas de miles de residentes de la región han sido evacuados en los últimos dos días. Soldados, bomberos y voluntarios trabajaron frenéticamente durante la noche del viernes para reforzar los diques y evitar las inundaciones.
Los holandeses se han librado hasta ahora de una catástrofe de la envergadura de sus vecinos y hasta el sábado por la mañana no se había informado de ninguna víctima fatal.
Con información de Reuters.