En medio de gritos y tumultos entre simpatizantes de Morena y miembros de FRENAAA, el presidente Andrés Manuel López Obrador cerró su gira por Baja California en la colonia Xicoténcatl Leyva, delegación San Antonio de los Buenos, en Tijuana.

López Obrador asistió junto con el gobernador Jaime Bonilla y el alcalde Arturo González Cruz, para la revisión del proyecto de mejoramiento urbano Rescate de Cauce de Arroyos, programa que realizan el Municipio de Tijuana y la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU).

Durante el evento, los más de 200 simpatizantes que asistieron no se decidían a quién apoyar y mientras unos lanzaban muestras de aliento a González Cruz, otros recriminaban al Bonilla Valdez por la falta de pagos a maestros interinos.

“¿Quién es nuestro gallo? ¡Arturo!”, decían unos. Otros expresaban: Bonilla, Bonilla, trabajo mata grilla, y les respondían con un “Bonilla, Bonilla, fuera tu pandilla” o con Que Bonilla le pague a los interinos, se roba todo el dinero, igual que Kiko Vega”.

De vez en cuando las voces parecían unirse en un mismo tono para alentar al presidente López Obrador, sin cobrar real fuerza.

Al final del evento protocolario, un grupo de personas pertenecientes a FRENAAA arribaron al lugar con pancartas y banderas, para recriminarle al presidente sobre su supuesto gobierno comunista.

Tras el arribo de los manifestantes, simpatizantes de AMLO se interpusieron para evitar su paso, lo que desencadenó algunas discusiones y tumultos que no llegaron a más que empujones y dichos altisonantes.

A la salida del Presidente, algunos de sus simpatizantes se acercaron para expresarle muestras de apoyo, lo cual aprovecharon los simpatizantes de FRENAAA, quienes con las propias banderas golpearon el carro en que trasladaban al Ejecutivo Federal, sin que éste detuviera el paso. Una mujer terminó en el piso en medio del ajetreo.

Las discusiones no terminaron cuando el Presidente se fue, puesto que algunos simpatizantes y miembros antagónicos aprovecharon para recriminarse unos a otros por sus ideologías, hasta que poco a poco el lugar se fue desolando, dejando atrás una polvareda y una serie de sentimientos encontrados entre los asistentes.

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