El ambiente social que rodea a las personas que migran suele definir el cómo estas se encuentran de emociones. Si viven bajo tensión, preocupación y peligro, es muy probable que desarrollen ansiedad y depresión.
La psicóloga Melissa Olachea fue quien hizo la anotación durante la conferencia “No olvidados, migración y salud mental”, organizada por el Hospital de Salud Mental de Tijuana A.C.
“No todos migramos igual. En sí la migración no es precisamente la causa de un deterioro en la salud emocional, mental, de las personas, sino cómo es que están antes de migrar, el recorrido e incluso si después de eso han sido deportadas”, señaló.
La salud mental está relacionada con la salud integral del cuerpo, por lo que enfrentarse a problemas emocionales puede generar que las personas en tránsito desarrollen patrones de conducta que les cause daños en su estado de salud.
“Esto genera un constante estrés, y esto nos puede llevar a que generen situaciones de ansiedad y depresión”, detalló.
Como ejemplo, habló de las personas que son deportadas por Tijuana, las cuales se enfrentan a una deportación en la madrugada y bajo condiciones vulnerables.
Al llegar a la ciudad se encuentran ante “El Bordo” (canalización del Río Tijuana), la Zona Norte y otros espacios donde la venta y consumo de drogas y alcohol es común, al grado de convertirse en una problemática de salud que afecta a muchos y, sin embargo, que no se ha podido resolver por parte de las autoridades.
“Como no tiene documentación, no hay contactos, no hay orientación para cómo proceder en el tiempo de deportación, el deterioro es muy rápido, una persona como cualquiera de nosotros pudiera convertirse en cuestión de días en una persona que consideramos indigente, incluso tiende a tener problemas de drogadicción”, precisó la psicóloga.
En el 2013 el 16% de las personas deportadas presentaban problemas de ansiedad y depresión al momento de la deportación, personas que requerían atención especializada, de las cuales el 39.8% eran mujeres.
Mientras que el 8% de las mujeres y el 2% de los hombres había pensado en quitarse la vida, refirió la psicóloga sobre un estudio realizado por el Colegio de la Frontera Norte (Colef) y el Instituto Nacional de Psiquiatría.
Tijuana es una ciudad donde el flujo migratorio es constante, pese a ello, no existen políticas de salud mental que vean por estas personas, según expresó Olachea.
“Solamente el 5% de las personas con problemas de salud mental recibe atención en el sistema médico”, anotó durante la conferencia.
“Migrar significa enfrentarse a posibilidades de desequilibrio en términos de salud mental. No obstante, esta problematización de la atención a la salud mental para migrantes en Tijuana carece de una perspectiva que considere dicha vulnerabilidad”, concluyó.