A los funcionarios públicos municipales les es muy favorable mostrarse como buenos samaritanos. Por ello, cuando se les cuestiona sobre la migración no dudan en expresar y resaltar de manera positiva que Tijuana es una ciudad compuesta por migrantes, añadiendo que todos son bienvenidos.

Lejos del discurso, ya sentados en el escritorio, olvidan lo manifestado al dejar sin presupuesto a la dirección de Atención al Migrante Municipal, la cual no aparece en el presupuesto de egresos del Ayuntamiento de Tijuana para los ejercicios fiscales del 2020 y 2021.

La concentración de familias que se encuentran en la garita de El Chaparral desde principios de este año es una clara situación que muestra cómo el Gobierno Municipal atiende a medias a este sector, con algunas jornadas de salud, baños (que ya no están) y una llave de agua para cerca de 2 mil personas.

Las autoridades locales no han sabido encontrar una solución, por lo que buscan retirar a esas personas del puerto fronterizo y de la vía pública, indicando que no existe el presupuesto para seguir (medio) asistiéndoles.

FOTO: Crisstian Villicaña / Glocal Media

Karla Ruíz Macfarland, alcaldesa de la ciudad, expresó al respecto: “Realmente el presupuesto de nuestra ciudad está hecho para administrar la ciudad, pero no está hecho para combatir los problemas que se generan por decisiones que toman a nivel federal o a nivel estado”.

Incluso, la presidenta municipal dijo que utilizar el dinero en cuestiones no contempladas (como las familias establecidas en el Chaparral) causa que se desatiendan otros rubros de la ciudad.

“A final de cuentas el recurso que tenemos es para administrar, y si se va en otro por eso después hay tantas situaciones donde no tienen alumbrado, donde no salen las calles, otras cosas que sí me toca resolver y no puedo por estar conteniendo problemas”, apuntó.

Tal vez si a final de cada año al calcular el presupuesto de egresos de la ciudad se le diera mayor recurso a la dirección de Atención al Migrante Municipal se podría atender de mejor manera a la niñez, adolescentes y adultos connacionales e internacionales que arriban.

A casi seis meses de la llegada de las familias al Chaparral Tijuana dejó de ser la ciudad de migrantes, ya que la autoridad municipal no puede con ellos por falta de dinero.

Lo anterior ha generado que asociaciones civiles, albergues y congregaciones religiosas sean las que han apoyado de manera histórica a la comunidad en tránsito, esto a través de alimento, hospedaje, asesoría jurídica e incluso con dinero para retornar a sus lugares de origen.

La falta de apoyo a los migrantes por parte de las administraciones públicas no es propia de este gobierno. Habrá que recordar que durante la gestión de Juan Manuel Gastélum Buenrostro la Dirección de Atención al Migrante también sufrió por falta de presupuesto.

En próximos días o semanas se espera que autoridades de los tres gobiernos busquen desalojar a las personas concentradas en la garita. Si lo logran, tal vez Tijuana vuelva a ser una ciudad de migrantes, no en las calles, pero sí en el discurso que no se materializa, que se diluye en el viento.

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