LONDRES, 16 oct (Reuters) – El mundo está atrapado en una tormenta perfecta de tasas crecientes de enfermedades crónicas, infecciones persistentes y fallas de salud pública que han permitido una escalada de las muertes durante la pandemia de COVID-19, según un exhaustivo estudio global de salud humana.
El surgimiento y superposición del SARS-CoV-2 con un aumento global sostenido de afecciones crónicas como la obesidad y la diabetes -además de riesgos ambientales adicionales como la contaminación del aire- han exacerbado el número de muertes por coronavirus, afirmó el documento.
El estudio Carga Global de la Enfermedad (GBD, por su sigla en inglés), publicado en The Lancet, es el más completo de su tipo.
Analizó 286 causas de muerte, 369 enfermedades y lesiones y 87 factores de riesgo en 204 países y territorios para ofrecer una visión sobre la salud subyacente de la población mundial y el impacto del COVID-19.
“El COVID-19 es una emergencia de salud aguda por sobre una crónica”, dijo Richard Horton, editor en jefe de The Lancet. Describió como una “sindemia” la pandemia de coronavirus combinada con altas tasas mundiales de obesidad, diabetes y otras enfermedades crónicas.
El estudio encontró que las principales causas de mala salud en personas de 50 años o más en todo el mundo eran la cardiopatía isquémica, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes. En las personas más jóvenes (de 10 a 49 años) predominaron traumatismos causados por accidentes de tránsito, el VIH/SIDA, el dolor lumbar y los trastornos depresivos.
También observó que el aumento de las enfermedades crónicas, sumado al fracaso de la salud pública para abordar los factores de riesgo prevenibles, había dejado a las poblaciones vulnerables a emergencias de salud como la pandemia de coronavirus.
“La naturaleza ‘sindémica’ de la amenaza que enfrentamos exige que no solo tratemos cada aflicción, sino que también abordemos urgentemente las desigualdades sociales subyacentes que les dan forma”, afirmó Horton.
Dijo que condiciones crónicas como la presión arterial alta, el nivel alto de azúcar en la sangre, la obesidad y el colesterol alto que sufren millones de personas en todo el mundo han jugado un papel fundamental en el impulso de las más de 1 millón de muertes causadas por COVID-19 hasta la fecha.
Esas condiciones, impulsadas por dietas poco saludables y niveles inadecuados de ejercicio, “continuarán moldeando la salud en todos los países después de que la pandemia disminuya”, advirtió.