PENSACOLA, Florida, 16 sep (Reuters) – El huracán Sally arrancó árboles, inundó calles y dejó sin luz a cientos de miles de hogares y negocios el miércoles, trayendo a las costas de Alabama y Florida lo que el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos calificó de inundaciones “históricas y catastróficas”.

Sally, que tocó tierra el miércoles a primera hora en Gulf Shores, Alabama, como una tormenta de categoría 2 en la escala de intensidad de Saffir-Simpson, se debilitó durante la tarde para convertirse en tormenta tropical cuando los vientos máximos bajaron a 113 km/h.

Se cree que el huracán provocó la muerte de una persona en Alabama.

“Levantamos un cadáver y creemos que está relacionado con la tormenta, pero no tenemos pruebas definitivas”, dijo Trent Johnson, un teniente de la policía de Orange Beach, Alabama.

En las últimas 24 horas, algunas zonas de la costa del Golfo sufrieron inundaciones de hasta 46 cm de altura a causa de las fuertes lluvias. Se esperan más precipitaciones para el jueves, a medida que los vientos de la tormenta vayan disminuyendo, indicó el Centro Nacional de Huracanes (NHC por sus siglas en inglés).

La comunidad costera de Pensacola, Florida, reportó inundaciones de hasta 1,5 metros y el transporte se vio interrumpido por los daños en carreteras y puentes. Más de 500.000 hogares y negocios de toda la zona se quedaron sin electricidad cuando la tormenta derribó a su paso árboles y el cableado eléctrico de los postes.

Varios residentes de las costas de Alabama y Florida dijeron que los daños causados por la tormenta les tomó desprevenidos.

Jordan Muse, de 35 años, trabajaba en el turno de 3 a 11 a.m. en el Holiday Inn del centro de Pensacola, Florida, cuando la inundación alcanzó su punto máximo, alrededor de las 8 a.m. El hotel se quedó sin electricidad ni agua.

“Nuestro director no pensó que iba a ser tan grave. Llovía mucho y el viento era tremendo”, apuntó.

A una sección del puente de la bahía de Pensacola, también conocido como el “puente de las tres millas”, le faltaba una “parte significativa”, dijo el gobernador de Florida, Ron DeSantis, en una conferencia de prensa.

“La lluvia es lo que destaca en este caso: Es irreal”, explicó Cavin Hollyhand, de 50 años, que abandonó su casa para refugiarse en Mobile, Alabama.

Inundación y un árbol caído en las calles de Dauphin Island, Alabama. EEUU. 16 de septiembre de 2020. REUTERS/Kathleen Flynn

OCTAVO HURACÁN DE LA TEMPORADA

Al tocar tierra en las costas del Golfo, los vientos de Sally eran de 169 km/h. A lo largo de la costa, los muelles eran arrancados por las olas y las ráfagas de viento.

El gobernador de Alabama, Kay Ivey, pidió a los residentes que no salieran al exterior para comprobar los daños, a menos que fuera necesario, y que se mantuvieran alejados de las redes eléctricas y de los árboles caídos.

En Pensacola, donde el viento llegó a alcanzar los 124 km/h, se registraron grandes inundaciones, y el NHC advirtió de la posibilidad de tornados.

Sally es la decimoctava tormenta con nombre en el Atlántico este año y el octavo huracán que golpea las costas de Estados Unidos. Se trata de una de las temporadas de huracanes atlánticos más activas desde que se tienen registros.

Los huracanes han aumentado en intensidad y capacidad de destrucción desde los años 80 a medida que el clima se ha ido calentando, según los investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos.

Se espera que los daños causados por Sally sean de entre 2.000 y 3.000 millones de dólares, dijo Chuck Watson de Enki Research, que hace un seguimiento de las tormentas tropicales y evalúa el coste de sus daños. Esa estimación podría aumentar si las lluvias más intensas se producen en tierra firme, agregó.

Un camión volcado en un puente a causa del viento en Mobile, Alabama, EEUU. 16 de septiembre de 2020. REUTERS/Jonathan Bachman

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