Un sábado por la mañana, en un gimnasio escondido en un laberinto de puestos de mercado en el barrio de Tepito de la Ciudad de México, África Normandia Curiel, de 12 años, atrapa a Fernanda Flores, de 10 años, contra las cuerdas.

Hombres mayores en cada esquina gritan instrucciones mientras ella lanza múltiples golpes al cuerpo, preparándose para un gancho de izquierda.

“¡Recuerda la parte superior!”, le grita Raymundo Flores, un exboxeador, a su nieta que lucha por liberarse. “¡No bajes las manos!”.

Sin apartar la vista del ring, la entrenadora Guadalupe Lincer sonríe y dice: “las chicas son más agresivas que los chicos”.

Lincer, exboxeadora, ayuda a dirigir un programa para niñas en Tepito, conocido como el Barrio Bravo. Aquí, como en otras zonas consideradas bastiones del deporte en la capital, el legado del boxeo está muy arraigado.

Para muchas de las niñas, el boxeo no es sólo un deporte; es una fuente de empoderamiento y autodefensa en una sociedad que todavía lucha contra el machismo, dice.

Hoy en día, los gimnasios de todo México están viendo a más mujeres jóvenes ansiosas por subir al ring.

Ahora, con competidoras olímpicas como Citlalli Ortiz y Fátima Herrera desde el centro de México representando al país en los Juegos de París, la mirada está puesta en la gloria de la medalla de oro.

África, como muchas jóvenes boxeadoras en México, sueña con seguir los pasos de Ortiz.

“Por supuesto que la conocemos”, dice África con los ojos iluminados. “Todas la conocemos. Queremos ser como ella”.

GUERRERA FEMENINA

Ortiz, de 24 años, ciudadana de México y Estados Unidos, conocida como “Bellatrix”, que en latín significa guerrera femenina, es una estrella en ascenso en la floreciente escena del boxeo en México.

“Boxeando por México ya has ganado porque hay muchos boxeadores reconocidos, aunque la mayoría son hombres”, dijo Ortiz, quien se encuentra actualmente en París antes de su pelea del miércoles.

“Pero las mujeres aquí también tienen el mismo corazón y espero que el hecho de que yo haga ruido como boxeadora ayude a mostrar la fuerza que tienen las mujeres y las niñas”.

El boxeo se convirtió en un pilar del orgullo mexicano después de su llegada a la Ciudad de México a finales de la década de 1880, cuando se promovieron combates entre extranjeros para el consumo de la élite. Actualmente, el país es considerado una potencia del boxeo, al nivel de Cuba y Estados Unidos.

Para las niñas como África, Ortiz tiene un mensaje sencillo: “Cree en ti misma. No importa si los demás piensan que no puedes hacerlo, tienes que saber que sí puedes. Yo era una niña gordita de ocho años a la que nadie quería entrenar; ahora estoy en los Juegos Olímpicos”.

De reuters

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