Urbano, socialmente progresista y deseoso de poner a México en el escenario mundial, Marcelo Ebrard presenta un marcado contraste con AMLO, el defensor popular y de lengua afilada que lidera el país y a quien espera suceder como presidente.

Habiendo seguido una vez los pasos del presidente Andrés Manuel López Obrador como alcalde de Ciudad de México, Ebrard confía en que puede hacerlo nuevamente en la carrera por ser el candidato presidencial del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en 2024.

Ebrard, de 63 años, renunció este mes como secretario de Relaciones Exteriores para buscar la nominación de Morena, lo que desató una contienda que podría afectar la unidad del partido de izquierda.

Sus instintos moderados y más orientados a los negocios se diferencian de la retórica abierta de López Obrador, pero también generan dudas sobre si puede obtener suficiente apoyo de un partido cuya base se identifica fuertemente con el presidente, dicen analistas.

Reuters habló con más de dos docenas de funcionarios, políticos, diplomáticos, ejecutivos y asesores de Ebrard para evaluar sus posibilidades de hacerse con la boleta de Morena para los comicios de junio de 2024.

Se espera un ganador el 6 de septiembre después de haber hecho encuestas nacionales.

El consultor político y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México Luis Huacuja, dijo que la experiencia y el historial de Ebrard parecían convertirlo en un contendiente “idóneo”.

Pero eso no significa que los leales al partido, cuando sean encuestados, verían al más centrista Ebrard como el más adecuado para defender el legado de López Obrador, argumentó.

“Puede despertar simpatías en un sector y antipatías en otro”, dijo.

Ebrard ha ganado algunas batallas tempranas persuadiendo al presidente de que los contendientes por la nominación deberían dejar el cargo y que las encuestas para elegir al ganador estén abiertas al público.

Él dijo a Reuters que los críticos de la izquierda “dura” lo habían pintado durante mucho tiempo como moderado, pero observó que ellos no habían gobernado, y que fue él quien entregó resultados para la capital como alcalde entre 2006 y 2012.

La inversión privada floreció durante su administración, dijo Ebrard, señalando cómo el atractivo de la izquierda en Ciudad de México se extendió desde los hogares más pobres hasta la clase media, ayudando a su sucesor a asegurar una victoria aplastante.

Ese apoyo fue crucial para controlar el Congreso, argumentó.

“Se necesita una coalición con las clases medias, sí o sí”, dijo Ebrard, quien ha sido un solucionador de problemas clave para López Obrador, ayudando a contener las amenazas del expresidente estadounidense Donald Trump sobre inmigración, comercio y seguridad.

¿DIVISIONES?

Si bien López Obrador chocó con empresas y cuestionó a críticos y a los controles sobre el poder presidencial, Ebrard, dicen sus partidarios, es un unificador que impulsará el crecimiento y tranquilizará a los inversionistas.

“Es una gente convencida de la división de poderes y el fortalecimiento de las instituciones”, dijo el senador de Morena Rafael Espino.

Si es nominado, es probable que Ebrard se convierta en presidente, según muestran encuestas. Morena es el gran favorito para ganar, impulsado por los índices de aprobación de López Obrador de alrededor del 60%. La ley mexicana prohíbe la reelección de presidentes.

Varias encuestas muestran a Ebrard en una carrera reñida con la exalcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien ha seguido el paso cerrado de López Obrador en la política. Muchos sondeos indican que Ebrard es más conocido, pero Sheinbaum más popular entre la base de Morena.

Una encuesta publicada el 26 de mayo por el periódico Reforma le dio a Sheinbaum una leve ventaja. Ambos rivales prometen defender la visión de López Obrador.

Asesores del presidente han dicho a Reuters que creen que al él le gustaría más que Sheinbaum fuera la sucesora, algo que López Obrador niega y dice que los votantes deben decidir.

Algunos funcionarios cercanos a López Obrador respaldan en privado a Ebrard. “Tenemos que unir al país”, dijo uno.

Ebrard se cuida de no criticar al presidente, pero ha demarcado su propio territorio.

El 11 de junio, el liderazgo de Morena acordó pautas para el concurso de nominación que establecen que los contendientes deben evitar hablar con los medios considerados conservadores u hostiles a la administración.

A la mañana siguiente, Ebrard concedió una entrevista al periodista Ciro Gómez Leyva, blanco habitual de las andanadas de López Obrador, y se declaró abierto a todos los medios, lo que generó críticas de algunos simpatizantes de Morena.

El excanciller las rechaza y dice que la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo y del aborto cuando él fue alcalde de Ciudad de México fue más radical que cualquier logro que puedan mostrar sus detractores.

Su racha independiente ha alimentado la especulación de que podría romper con Morena si siente que la contienda es injusta. Ebrard lo niega, pero ha pedido repetidamente igualdad de condiciones.

CONTINUIDAD

Prometiendo priorizar la seguridad, la atención médica, la educación y el crecimiento, Ebrard subraya la oportunidad económica que presenta la relocalización (nearshoring): una mayor inversión impulsada por las tensiones comerciales de Washington con China.

En febrero, cuando López Obrador amenazó con negar el permiso a Tesla, del multimillonario Elon Musk, para construir una planta en el norte de México por el suministro de agua, Ebrard intervino para asegurar que el acuerdo prosperara, dijeron tres funcionarios.

El presidente ha dado espacio de maniobra a los contendores de Morena al llamar a la sucesión “continuidad con cambio”. Pero algunos partidarios de Ebrard insinúan que puede ser demasiado independiente de Morena.

“Sheinbaum comparte el proyecto político de López Obrador”, dijo un alto ejecutivo que respalda a Ebrard. “Ebrard sería un proyecto distinto”.

Nativo del sur más pobre de México, el campechano López Obrador enmarca su presidencia como la victoria de una mayoría oprimida sobre una minoría corrupta y “conservadora”.

El presidente, que ha calificado a sectores de la clase media de clasistas y racistas, forjó su éxito electoral en años de campaña en zonas rurales olvidadas, recompensando el apoyo con mayor gasto social y grandes obras públicas.

Ebrard, alto y con anteojos, un veterano operador político de Ciudad de México, se siente menos en casa en pueblos remotos. En cambio, se ha enfocado en los mexicanos más jóvenes de la zona metropolitana, burlándose de sí mismo en videos de TikTok salpicados de guiños a la cultura pop.

López Obrador quiere que Morena obtenga una mayoría de dos tercios en el Congreso en 2024 para remodelar el poder judicial, que se ha resistido a sus esfuerzos por fortalecer el control estatal sobre la economía.

Ebrard está mejor posicionado para ganar esa supermayoría, argumentó la senadora de Morena Martha Lucía Micher.

“Si no tenemos dos terceras partes,” dijo, “todo lo que querramos hacer se va a venir para abajo”.

De Reuters.

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