CIUDAD DE MÉXICO, 17 oct (Reuters) – Si es Día de Muertos en México seguramente se pueden ver flores de color naranja brillante de la caléndula mexicana decorando calles, casas, cementerios y altares tradicionales que honran a los seres queridos fallecidos.
Pero ese color será más tenue este año, pues las restricciones impuestas para detener la propagación del coronavirus mantendrán a las personas en sus casas y los cementerios, a donde las familias acuden a visitar las tumbas de sus antepasados, estarán cerrados.
En un vivero en Ciudad de México, Concepción Cruz, productora de la flor cempasúchil dijo que solo el 50% de lo que se plantaría en un año normal se estaba cultivando ahora. “Ha habido muchas pérdidas este año”, agregó.
Pero Columba López, directora de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural de Ciudad de México, dijo que los sacrificios valdrán la pena para evitar más muertes. “La gente tiene que quedarse en sus casas”, agregó.
En el Día de Muertos, los mexicanos mantienen viva una tradición que mezcla rituales católicos con la creencia prehispánica de que los muertos regresan una vez al año del inframundo.
Las caléndulas, o cempasúchil como se las llama en México, se conocen como la “flor de los muertos”. Se cree que su olor atrae las almas y las hace regresar.
El “Día de Muertos” o “Día de Difuntos” entrelaza las influencias españolas con el culto a los antepasados indígenas en América Latina, especialmente en México, Perú, Bolivia y Ecuador, que tienen grandes poblaciones indígenas.
En México, la gente construye altares el Día de Muertos en sus hogares. Encendiendo incienso y velas, adornan los montajes con calaveras de caramelo, caléndulas, ataúdes de chocolate, esqueletos de papel maché y fotografías de los difuntos.
Las personas también ofrecen la comida favorita de sus parientes muertos y recuerdan sus gustos a pasteles, tequila y cigarrillos, para atraerlos a regresar.
“Este año es muy especial porque se murieron mis familiares de COVID, entonces para mi es importante y queremos brindarle una bonita ofrenda”, dijo Dulce María Torres, una residente mexicana que acudió a un mercado tradicional a comprar flores.