Los combates impidieron por segundo día consecutivo la evacuación de unas 200.000 personas en la asediada ciudad ucraniana de Mariúpol, mientras el presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró que seguirá adelante con su invasión a no ser que Kiev se rinda.
La mayoría de la gente atrapada en la ciudad portuaria está durmiendo bajo tierra para escapar a más de seis días de bombardeos casi constantes de las fuerzas rusas, que han cortado los suministros de alimentos, agua, electricidad y calefacción, según las autoridades ucranianas.
En una conversación telefónica con el presidente turco, Tayyip Erdogan, Putin dijo que está dispuesto a dialogar para poner fin a los combates, pero que cualquier intento de alargar las negociaciones fracasará, según el Kremlin.
La suspensión de lo que Moscú describe como una operación especial “solo será posible si Kiev detiene sus operaciones militares y acepta la conocidas exigencias rusas”, dijo el Kremlin en una transcripción de la llamada.
La cifra de muertes civiles en las hostilidades que vive Ucrania desde que Moscú lanzó su invasión el 24 de febrero ascendía a 364, incluidos más de 20 niños, dijo Naciones Unidas el domingo, agregando que había cientos más de heridos.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos dijo que la mayoría de las víctimas civiles fue causada por el uso de “armas explosivas con una amplia zona de impacto, incluidos bombardeos de artillería pesada y sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes, y ataques con misiles y aéreos”.
Rusia ha lanzado unos 600 misiles hasta la fecha, según un alto funcionario de defensa estadounidense.
El Estado Mayor de las fuerzas armadas ucranianas afirmó en la noche del domingo que los rusos están “empezando a acumular recursos para el asalto a Kiev”. Moscú ha negado en repetidas ocasiones que esté atacando zonas civiles.
En Irpín, una localidad situada a unos 25 kilómetros al noroeste de la capital, Kiev, hombres, mujeres y niños que intentaban escapar a los duros combates se vieron obligados a buscar refugio cuando cayeron misiles cerca, según testigos de Reuters.
La invasión ha provocado una condena casi universal en todo el mundo, hizo que más de 1,5 millones de ucranianos huyeran del país y desencadenó amplias sanciones occidentales contra Rusia destinadas a paralizar su economía. El gobierno de Joe Biden dijo el domingo que está evaluando prohibir las importaciones de petróleo ruso.
“La guerra es una locura, por favor paren”, dijo el Papa Francisco en su discurso semanal ante la multitud en la Plaza de San Pedro, y agregó que “ríos de sangre y lágrimas” fluían en la guerra de Ucrania.
Los medios rusos dijeron que Putin también habló el domingo por casi dos horas con el presidente francés, Emmanuel Macron. El mandatario francés le mostró su preocupación por la posibilidad de un ataque anfibio contra el histórico puerto ucraniano de Odesa, según su oficina.
Estados Unidos no cree que un ataque así sea inminente, afirmó el alto funcionario de defensa estadounidense, que pidió mantenerse en el anonimato.