Colombia puso en funcionamiento el miércoles una unidad militar de 14.000 efectivos para mejorar el control de una conflictiva región del noreste del país fronteriza con Venezuela y combatir el narcotráfico y a los grupos armados ilegales que se financian de la producción de cocaína.
El Comando Específico de Norte de Santander (CENOR), la unidad militar más grande activada en la historia reciente en el país sudamericano, enfrentará a las disidencias de las FARC, a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y a bandas criminales como el Clan del Golfo que controlan extensos cultivos de hoja de coca, la materia prima de la cocaína, y laboratorios para la producción de esa droga ilegal.
El departamento de Norte de Santander se convirtió en los últimos meses en una de las regiones más violentas por las acciones de los grupos armados, principalmente las disidencias de las FARC que en junio detonaron un carro bomba contra una brigada del ejército en Cúcuta que dejó varias personas heridas y días después dispararon ráfagas de fusil contra un helicóptero en el que viajaba el presidente Iván Duque, quien salió ileso.
El mandatario dijo en la ceremonia de activación de la unidad militar que con el comando se buscará “doblegar las amenazas del narcotráfico y del terrorismo”, aumentando el control territorial para “derrotar todas las estructuras financieras del crimen organizado”.
De acuerdo con el Gobierno de Colombia, el control militar de la zona, que estará acompañado de inversión social para reducir la pobreza y de programas de erradicación y sustitución de los cultivos de coca, es fundamental para cerrarle espacio a los grupos armados ilegales.
Colombia ha denunciado desde hace tiempo que Venezuela ofrece un lugar seguro a los rebeldes y criminales, permitiendo el tráfico de cocaína a cambio de una parte de las ganancias.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien en el pasado expresó simpatía por la ideología izquierdista de los rebeldes y dio la bienvenida abiertamente a algunos líderes guerrilleros, niega las acusaciones de narcotráfico.
“Requerimos que en esta zona de frontera no haya connivencia como la que hemos visto por parte de la dictadura de Venezuela para auspiciar el tráfico de drogas y otra criminalidad multinacional”, reiteró Duque.
Colombia, con 50 millones de habitantes, aún enfrenta un violento conflicto armado de casi seis décadas que ha dejado 260.000 muertos y millones de desplazados, pese a un acuerdo de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que permitió la desmovilización de 13.000 combatientes.
Aunque con la firma del acuerdo de paz en 2016 la violencia se redujo, con el paso del tiempo recrudeció debido a que algunos comandantes lo rechazaron y regresaron a la lucha armada con cientos de sus antiguos subordinados.
Así mismo, el ELN y bandas criminales como el Clan del Golfo, conformadas por antiguos paramilitares de derecha, comenzaron a disputarse el control territorial de zonas selváticas y montañosas estratégicas para el narcotráfico que habían abandonado las FARC y a las que las disidencias regresaron.
Con información de Reuters.