Las decenas de personas que utilizan la canalización del Río Tijuana (El Bordo) como hogar, suelen sufrir de hambre y de problemas de salud como la adicción a alguna droga, en especial heroína, cristal y en los últimos años fentanilo.
Esta población vulnerable, muchas veces migrante, requiere ser auxiliada por las autoridades locales para poder salir de los peligros de “El Bordo”, consideró José Ramos, profesor del Colegio de la Frontera Norte (Colef).
“Es una situación crítica, si la política pública no toma las medidas correctivas en la coyuntura actual se puede agudizar el problema y lamentablemente los perjudicados son las personas que viven ahí y los miles de turistas que pasan por esa parte”, refirió.
“Se requiere una acción integral de la estancia local, donde el tema de la salud, la prevención, rehabilitación sean una situación a considerar”, añadió el académico.
Colindar con Estados Unidos vuelve a la ciudad un punto clave para traficar miles de kilos de estupefacientes a la unión americana, de los cuales algunos quedan para consumo local, generando que siempre haya droga en Tijuana y con ello, consumidores activos.
“Hay que recordar que esta región de Tijuana-San Diego es un área estratégica, de hecho en los últimos meses se han dado decomisos muy importantes, se ha incrementado el 60% de los decomisos en comparación al año pasado”, anotó Ramos.
La población asentada en “El Bordo” fluctúa, pero siempre hay quienes habitan la infraestructura hecha para que corra el agua.
Si bien, gobiernos municipales como el de Jorge Astiazarán trataron de solucionar la situación, esta no brindó buenos resultados luego que solo se desperdigara a las personas de la canalización a colonias del Centro y otros puntos de la ciudad.
“Considero que la política pública debe fortalecer ahí una serie de acciones preventivas, reactivas y sobre todo darles alguna opción de vida a estas personas”, reiteró el profesor de Colef.
El actual Gobierno del Estado, encabezado por Jaime Bonilla, no se ha cansado de hablar de la limpieza de “El Bordo”, una que solo se trató de remover plantas, basura, escombro, pero que no arrojó ayuda a los habitantes, los cuales fueron sacados del lugar por unos días para luego volver como si nada hubiera pasado, al grado que el espacio luce lleno de nuevo.
“El hecho de que estás personas sigan estando ahí es un riesgo para ellos, para la propia comunidad y los turistas que vienen de fuera”, finalizó Ramos.