El adolescente Charles Chauliac está enfadado porque el presidente francés Emmanuel Macron planea retrasar la jubilación de gente trabajadora como sus padres, y porque se ha saltado el Parlamento para hacerlo.

La mayoría de las tardes de las últimas semanas, este joven de 18 años ha salido a las calles de París para intentar forzar un giro de 180 grados.

Marchando por París, esquivando a la policía, se une a otros jóvenes en protestas espontáneas, coreando: “Estamos aquí, estamos aquí, aunque Macron no lo quiera, estamos aquí”.

La reforma, que aumenta en dos años hasta 64 la edad a la que la mayoría de la gente puede cobrar una pensión, es más relevante de inmediato para sus padres que para jóvenes como Chauliac.

Sin embargo, los jóvenes se han unido a las protestas en número creciente, desde que el gobierno decidió saltarse al parlamento, una preocupación para las autoridades en un país donde tener a los jóvenes de tu lado en las protestas callejeras puede ser decisivo.

 

“Estamos muy disgustados con la aprobación forzada del proyecto de ley”, afirmó Chauliac.

La última oleada de protestas y enfrentamientos se ha convertido en el desafío más violento, y más grave, a la autoridad de Macron desde la revuelta de los “chalecos amarillos” de la clase trabajadora descontenta hace cuatro años.

“Tengo a mis padres que se están matando a trabajar y perjudicando su salud, y no quiero verlos morir trabajando”, dice el joven, que hace servicio cívico ayudando a los alumnos de un instituto.

Pero el estilo de liderazgo de Macron y la decisión del Gobierno de saltarse el Parlamento han enfadado aún más a muchos.

Foto tomada de un video de Charles Chauliac, de 18 años, en una protesta en París contra la reforma a las pensiones en Francia
Mar 25, 2023. REUTERS via Reuters TV

“Cuando las instituciones no escuchan cuando hacemos manifestaciones más pacíficas y declaradas, hay que encontrar otras formas de actuar y hacerse ver”, dijo Elisa Ferreira.

Chauliac, Ferreira y otros estudiantes se unen a protestas espontáneas gracias a grupos privados en las redes sociales, para evitar que la policía se dé cuenta, dijo, mostrando un mensaje en su teléfono que preguntaba: “¿Quién viene esta noche?”.

Mientras que algunos manifestantes han incendiado papeleras, lanzado piedras a la policía o destrozado escaparates y paradas de autobús, Chauliac insiste en que él no lo ha hecho.

Pero añade: “Está surgiendo un movimiento más radical (…) porque nadie nos escucha”.

De Reuters.

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