Entre 13 y 16 cuerpos de los mineros fallecidos hace 18 años en la carbonera Pasta de Conchos fueron localizados por brigadas de búsqueda en una zona de la excavación donde no se observan indicios de explosión. Claudia Escobar Pacheco, cuya esposo Raúl Villasana Cantú es una de las 65 víctimas, afirmó que “los dejaron morir”.

Después de una reunión virtual con representantes del gobierno federal, Escobar Pacheco mencionó en una entrevista colectiva que fueron informados sobre el hallazgo de restos humanos. “Nos dijeron que sí, encontraron restos. Aunque no han llegado hasta ahí, se pueden ver desde las puertas donde abrieron en la lumbrera uno”, explicó.

La Comisión Federal de Electricidad, encargada de los trabajos de rehabilitación de la mina, junto con la comisionada nacional de Protección Civil, Laura Velázquez, notificaron a los familiares de los mineros sobre el hallazgo de un conjunto de restos humanos que se presume pertenecen a entre 13 y 16 mineros.

Velázquez destacó la importancia de que no se encontraron indicios de explosión en esa zona, señalando que parece que solo hubo un derrumbe y no hay nada quemado. Esto llevó a Escobar Pacheco a concluir que los mineros fueron dejados morir.

Esta versión coincide con la teoría del obispo emérito de Saltillo, Raúl Vera López, quien ha sostenido que los trabajadores no fallecieron a causa de la explosión, sino esperando ser rescatados, mientras que la empresa Grupo México e Industrial Minera México sellaron el socavón.

“Estamos muy consternados porque siempre fue un ‘a lo mejor’, pero ahorita es algo que ya está comprobado, todavía se van a hacer muchos estudios, pero todo lo que apunta es que los dejaron morir”, insistió Escobar Pacheco.

Los restos encontrados serán sometidos a estudios forenses detallados para determinar con precisión las causas y el momento de la muerte de los mineros. Escobar Pacheco indicó que estos estudios podrían revelar cuánto tiempo permanecieron con vida dentro de la mina.

El hallazgo marca también un paso hacia la justicia y el castigo de los responsables de la tragedia ocurrida la madrugada del 19 de febrero de 2006, cuando la mina explotó por acumulación de gas metano. En ese turno laboraban 78 trabajadores, de los cuales 13 lograron salir vivos.

Trabajadores y familiares han acusado a las empresas de obligar a los obreros a ingresar a la mina a pesar de que no contaba con las condiciones mínimas de seguridad.

“Perdonamos, sí perdonamos como seres humanos, pero no podemos olvidar y dejar a un lado lo que ha pasado durante muchos años y que ha dañado tantas familias. Queremos que se haga justicia”, concluyó Escobar Pacheco.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí