El cineasta Carlos Saura, quien lideró el despertar del cine arte español tras la dictadura de Francisco Franco y cautivó al público internacional con dramas coreográficos flamencos llenos de pasión, falleció el viernes a los 91 años.

La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España dijo que Saura, “uno de los cineastas fundamentales de la historia del cine español”, murió en su casa rodeado de sus seres queridos.

Estaba previsto que recibiera el Premio Goya de Honor de la Academia durante la ceremonia anual del sábado en Sevilla.

Aunque los críticos le comparaban con el sueco Ingmar Bergman por su similar preocupación por los sueños, el simbolismo y la muerte, Saura trataba temas intrínsecamente españoles, evocando a menudo la Guerra Civil de 1936-39 y el posterior franquismo que terminó en 1975.

FOTO DE ARCHIVO. El director de fotografía italiano Vittorio Storaro (derecha) ríe con el director de cine español Carlos Saura tras recibir el Giraldillo de Oro en homenaje a su carrera durante el festival de cine europeo de Sevilla en la capital andaluza. 6 de noviembre de 2009. REUTERS/Marcelo del Pozo

Sus películas gozaron de gran popularidad en su país, pero fue su producción de 1983 de “Carmen” —un drama dentro de un drama en el que interviene un cuerpo de baile y basado libremente en la ópera de Georges Bizet— la que le valió el éxito comercial mundial.

“Carmen” ganó premios en festivales de cine, incluido el de Cannes, y continuó la colaboración de Saura con el coreógrafo Antonio Gades, con quien había trabajado en 1980 con una versión para danza de la obra de Federico García Lorca “Bodas de Sangre”.

FOTO DE ARCHIVO. La bailaora Sara Baras actúa junto a cantaores y guitarristas flamencos durante el rodaje de “Flamenco, Flamenco”, dirigida por el director español Carlos Saura y fotografía del italiano Vittorio Storaro en la capital andaluza de Sevilla. 10 de noviembre de 2009. REUTERS/Marcelo del Pozo

Junto con “El Amor Brujo” (1986), las películas componen la Trilogía Flamenca de Saura, rodadas como producciones escénicas, o incluso ensayos, con una escenografía mínima.

Saura adquirió fama internacional por primera vez con “Cría Cuervos” en 1977, un tratamiento simbólico de la muerte y la sociedad española visto a través de los ojos de una niña y protagonizado por su musa y pareja Geraldine Chaplin en el papel de su madre.

Saura, cuyas películas tenían en común el tema del amor destructivo y obsesivo, se casó tres veces y vivió con Chaplin durante 13 años. Chaplin trabajó con él en varios guiones y protagonizó la mitad de sus películas hasta que se separaron en 1979.

REUTERS/Marcelo del Pozo

Admirado por el cineasta estadounidense Stanley Kubrick, Saura remontó su crítica a la cultura burguesa y al uso de la fantasía y los “flashbacks” al surrealista aragonés Luis Buñuel, del que era amigo.

Con gafas e introspectivo, Saura cultivaba una imagen hermética y se preocupaba más por expresarse que por obtener beneficios. Un crítico dijo una vez que se parecía más a un seminarista que a alguien del mundo del cine.

“Para mí el cine es una especie de droga, una obsesión”, dijo Saura en una ocasión. “Lo que me gusta es que es un placer solitario”.

Nacido en la ciudad aragonesa de Huesca en 1932, Saura se crió en Murcia, en el árido sur. Su hermano Antonio se convirtió en uno de los principales pintores modernos de España.

Saura abandonó sus estudios de ingeniería industrial en 1949 para dedicarse a la fotografía y más tarde estudió periodismo y cine. Fue profesor de cine y trabajó en varios cortometrajes antes de realizar su primer largometraje, “Los Golfos”, en 1960.

Influido por los neorrealistas italianos, nunca perdió su temprana preocupación por los temas sociales y condenó la censura franquista, pero nunca se consideró un artista político.

Saura tuvo siete hijos, entre ellos uno con Chaplin y una hija de su tercera esposa, la actriz española Eulalia Ramón.

De Reuters.

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