Los insurgentes talibanes entraron el domingo en Kabul y el presidente Ashraf Ghani abandonó Afganistán, diciendo que quería evitar el derramamiento de sangre, acercando a los militantes islamistas a apoderarse del país dos décadas después de haber sido derrocados por una invasión liderada por Estados Unidos.
Al caer la noche, la cadena de televisión local 1TV informó que se escucharon múltiples explosiones en la capital, que en gran parte había estado tranquila durante el día. Reportó además que se podían escuchar disparos cerca del aeropuerto, donde los diplomáticos extranjeros, funcionarios y otros afganos se encontraban en busca de salir del país.
El grupo de ayuda Emergency dijo que 80 personas heridas habían sido llevadas a su hospital en Kabul, que ya funcionaba a capacidad, y que solo admitía a personas con lesiones potencialmente mortales.
No estaba claro hacia dónde escapó Ghani ni cómo será transferido el poder tras la conquista relámpago de Afganistán por parte de los militantes islamistas. Su avance se aceleró en medio del retiro de Estados Unidos y otras tropas extranjeras de acuerdo con la decisión del presidente Joe Biden de poner fin a la guerra más larga de su país, lanzada tras los ataques del 11 de septiembre de 2001.
El portavoz de la oficina política de los talibanes dijo a Al Jazeera TV que la guerra en Afganistán terminó y que el tipo de gobierno y la forma del nuevo régimen estarán claros pronto.
Los insurgentes entraron al palacio presidencial y se hicieron con el control, afirmaron dos comandantes talibanes en Kabul. Al Jazeera mostró imágenes de lo que dijo eran comandantes talibanes en el palacio con decenas de combatientes armados.
Los talibanes dijeron que también habían tomado el control de la mayoría de los distritos alrededor de las afueras de Kabul.
En una publicación en Facebook, Ghani dijo que había abandonado el país para evitar derramamientos de sangre y enfrentamientos con los talibanes que pondrían en peligro a millones de residentes de Kabul. No dijo cuál era su paradero.
Un funcionario del Ministerio del Interior dijo que Ghani se había ido a Tayikistán, mientras que un personero del Ministerio de Relaciones Exteriores afirmó que se desconocía su ubicación y los talibanes dijeron que estaban verificando su paradero. Algunos usuarios de redes sociales locales en Kabul calificaron a Ghani de cobarde por dejarlos en medio del caos.
Los diplomáticos estadounidenses fueron evacuados de su embajada en helicóptero hacia el aeropuerto, mientras las fuerzas locales afganas, entrenadas durante años y equipadas por Estados Unidos y otros países con miles de millones de dólares, colapsaban. Un funcionario de la OTAN dijo que varios miembros del personal de la Unión Europea se habían trasladado a un lugar más seguro en Kabul.
Una fuente que estaba en el aeropuerto dijo que había cientos de afganos desesperados esperando vuelos, con algunas peleas entre personas que no pudieron conseguir un lugar cuando se detuvieron las salidas. Las fuerzas especiales afganas estaban en el aeropuerto, dijo la fuente.
SHARIA
Muchos afganos temen que los talibanes recuperen las extremas prácticas del pasado en su imposición de la sharia, la ley religiosa islámica. Durante su gobierno de 1996-2001, las mujeres no podían trabajar y se administraron castigos como la lapidación, los latigazos y el ahorcamiento.
Los militantes buscan ahora proyectar una cara más moderada, prometiendo respetar los derechos de las mujeres y proteger tanto a los extranjeros como a los afganos.
“Garantizamos a la gente, sobre todo en la ciudad de Kabul, que sus propiedades y sus vidas están a salvo”, dijo el portavoz talibán Suhail Shaheen Shaheen a la BBC, agregando que se espera una transferencia de poder en los próximos días.
Muchas calles de Kabul estaban atascadas por autos y gente que intentaba llegar a sus casas o al aeropuerto, dijeron residentes.
“Algunas personas dejaron las llaves en el auto y comenzaron a caminar hacia el aeropuerto”, dijo un residente a Reuters por teléfono. Otro dijo: “La gente se va a casa por miedo a los combates”.
El Pentágono autorizó a otros 1.000 soldados para ayudar a evacuar a ciudadanos estadounidenses y afganos que trabajaban para ellos, dijo un funcionario estadounidense.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, instó a los talibanes y a todas las demás partes a ejercer la máxima moderación y expresó su particular preocupación por el futuro de las mujeres y las niñas en Afganistán.