Un grupo de voluntarios argentinos disfrazados de superhéroes sorprendió el fin de semana a los niños que viven con sus madres en una cárcel de mujeres de las afueras de Buenos Aires, una práctica que suelen realizar para alegrar a menores vulnerables en hospitales, hogares y prisiones.

Unos 15 hombres y mujeres llegaron vestidos de civil al Penal número 33 de Los Hornos, en la provincia de Buenos Aires, donde se maquillaron y transformaron en conocidos superhéroes como Batman, el Hombre Araña o Iron Man y en amados y odiados personajes de películas como “Frozen” y “Maléfica”.

El voluntario y organizador argentino del llamado Club de Héroes, Damián Gómez, quien personifica al héroe de cómic Batman, juega con el hijo de una detenida durante una visita al Penal 33 en Los Hornos, como parte de un programa más amplio para menores en situación vulnerable, en las afueras de Buenos Aires, Argentina, el 30 de abril de 2022. REUTERS/Agustin Marcarian

“La misión de hoy es cambiar el entorno de estos chicos, que no saben lo que es ir a una juguetería a pararse a mirar juguetes, el estar en un quiosco y decir ‘quiero ese caramelo, ese alfajor'”, dijo a Reuters Damián Gómez, el organizador del llamado Club de Héroes, vestido de Batman.

Los “superhéroes” recorrieron varios pabellones y se reunieron con las detenidas y sus hijos, que hasta los 4 años pueden vivir con ellas en la cárcel, jugaron, hicieron morisquetas, se sacaron fotos y repartieron dulces y juguetes, intentando abstraer por un rato a los niños del encierro en el que viven.

“Traerles un poco de color del mundo de atrás de este lugar y ver las sonrisas de las mamás, acompañarlas, ver que su hijo sonríe, que se divierte, que por un momento ve a una princesa o a un superhéroe y dice ‘wow’… eso es lo que nos interesa despertar”, agregó Gómez.

Dalma Luna, una detenida de 31 años, toma una selfie mientras la voluntaria del llamado Club de Héroes Gladys Blanco, disfrazada como la princesa Elsa, sostiene a su hija Ciela, en su celda del Penal 33 en Los Hornos, durante una visita como parte de un programa más amplio para menores en situación vulnerable, en las afueras de Buenos Aires, Argentina, el 30 de abril de 2022. REUTERS/Agustin Marcarian

La aparición de los súperhéroes y princesas transformaba inmediatamente la cara de los niños y desataba sonrisas y gestos de agradecimiento de las madres, muchas de ellas jóvenes con bebés o hijos pequeños, que salieron de sus celdas y compartieron unas tres horas en un salón de uso común.

Una mujer disfrazada de Elsa, el amado personaje de la película “Frozen”, ingresó en la celda de Dalma Luna, una interna de 31 años que cumple una condena de 16 años y medio por robo calificado, y jugó con su hija Ciela.

“En pocas palabras, es lo peor que te puede pasar (el encierro) mezclado con lo mejor que tenés en la vida porque un hijo es todo, es la vida de uno. Yo soy mamá primeriza, Ciela es mi única hija y me tocó tenerla acá, en contexto de encierro, a los 29 años fui mamá por primera vez. Y la llevo de la mejor manera por ella, pero el contexto es lo peor”, dijo Luna.

En otros momentos los súper héroes les mostraron sus trajes luminosos y brillantes a los niños, que reían sorprendidos ante la inesperada visita.

“Son los únicos momentos en los que uno es feliz y no te das cuenta del lugar, del contexto y estás más allá del bien y del mal”, dijo Luna, agradecida de ver divertirse a su hija.

Los voluntarios mostraban sus poderes a los niños que comían dulces y recorrían el salón decorado con dibujos infantiles y un cartel que decía “Estación Esperanza”, aunque su poder real sea otro.

“Cuando veo la sonrisa en la cara de un niño, ya sea en un hospital, un hogar o en un penal, nosotros sentimos que nuestra misión esta cumplida, poder dibujar en la cara de un niño una sonrisa es un gran poder que tenemos y nos sentimos muy orgullosos de eso”, concluyó Gómez.

Con información de Reuters.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí