“Cuando el corazón me empezó a latir, sentí que me estaban sacando del fondo de la tierra”, dice Señorita A al equipo de Glocal Media, mientras espera que la lasaña con marihuana que preparó salga del horno.

Tiene cuatro hijos y sostiene un hogar. Con orgullo presume lo que cocina, el amor con el que lo hace y la hora exacta de su nacimiento: las 4:20.

La sazón, comenta, es de familia. El interés por la cocina, desde pequeña. Preparar alimentos con marihuana para vender, deviene de la pandemia.

Desde su cocina salen tamales, mole, lasaña, guisados mexicanos, salsa chimichurri, mantequilla y vinagretas; además de postres como galletas, brownies, miel, yogurt, panqué y pay de queso, y hasta licores o vinos con cannabis.

“Todo es galáctico”, dice entre risas.

Para lograrlo, Señorita A pone una onza de marihuana en medio litro de alcohol puro de caña. Congela el producto cuatro horas y luego lo bate a mano durante dos minutos. Lo filtra tres veces y el resultado se pone a baño María hasta que se reduce el alcohol.

Foto: Lisbeth Chávez

La goma pastosa que resulta es de un verde intenso que, bajo cierta luz, destaca en el dorado.

Mientras prepara su cocina para la cámara y nos explica, Señorita A demuestra destreza y sobrada información. Sus chistes, anécdotas y conocimientos se traducen en enseñanza.

El respeto que ha demostrado por la planta es tal, que cuando nos habla de su experiencia con la Ayahuasca, preferimos el silencio. Una de esas veces, recuerda, conoció el sentido de cocinar con marihuana y su propósito:

Señorita A describe un hoyo negro profundo saliendo del abismo de sus ojos cerrados. Sintió su corazón detenerse mientras algo la jalaba al fondo de la tierra.

“¿Y cómo iba a querer, si yo no me quería?”, pregunta.

“Ahí supe que cocinar es hablarle a la marihuana, a la planta. Hoy digo siempre: Que quien coma esto que yo cocino, abandone la ansiedad, el estrés y la soledad.”

Entonces remata: “Cuando el corazón me empezó a latir otra vez, sentí que me estaban sacando del fondo de la tierra.”

Entre la pandemia y la necesidad, Señorita A se ha convertido en una de las mejores cocineras con marihuana de Tijuana.

Foto: Franco Franco

Sus productos se comen con entusiasmo y actualmente cocina para cuatro familias cada semana.

“Ya sólo cocino por pedido. Si me piden mole para 8, pues eso les hago y hasta se los mando en tuppers”, cuenta mientras sostiene los plásticos.

La situación de la pandemia por Covid-19 hizo que la demanda de marihuana se disparara en el mundo. En México, los recientes movimientos sociales pro cannabis han fortalecido la cultura sobre una planta que además de ser recreativa, es medicinal.

Expertos aseguran que la demanda de marihuana y de productos con ella durante la pandemia, se multiplicó unas 100 veces en todo el mundo.

The New York Times reporta, por ejemplo, que tras el cierre de todos los casinos de Las Vegas debido al confinamiento en marzo de 2020, la ciudad logró subsistir por la producción de cannabis medicinal, convirtiéndose en el epicentro de este tipo de productos para los Estados Unidos.

Señorita A refiere que la necesidad ha llevado a muchas mujeres de Tijuana a autoemplearse produciendo comida, dulces, cremas, exfoliantes e incluso lubricantes a base de cannabis.

“Somos un grupo de mujeres que decidimos que debíamos crear una forma de mantener a nuestras familias. Allá afuera hay gente que necesita tranquilidad y calma. Hay personas que nos pedían lo que sabemos hacer”, refiere.

Tras realizar la extracción, Señorita A reparte el producto entre dos huevos, harina de chocolate, nutella y mantequilla. Adorna con chispas de chocolate negro y pedazos de Milky Way.

“La Vía Láctea, Milky Way. Ahora sí van a volar”, sentencia entre risas.

Foto: Lisbeth Chávez

Señorita A explica que el postre debe reposar y que en 20 minutos saldrá del horno. Es el tiempo perfecto para engrasar el molde y preparar una lasaña. Al acomodar todo, saca una mantequilla con marihuana del refrigerador.

La casa estaba ya atormentada con la salsa de tomate, pero cuando disolvió la mantequilla, una tranquilidad se apoderó del ambiente.

Foto: Lisbeth Chávez

Al terminar de preparar la lasaña, tapa el molde con papel aluminio. Entonces cierra las cortinas; Bomba Estéreo se escucha en la tele. Y de pronto hay una bonga gigante al centro de la mesa.

Señorita A saca entonces un soplete azul armado con una extensión de cobre. Pide un encendedor y abre la llave. Veinte segundos después, el vidrio de la bonga para fumar wax está tan caliente como para hacer arte soplado.

Toma un hilo del extracto con una pinza de las cejas y al dejarlo caer, éste se esfuma en humo blanco pasado por agua. Ella lo absorbe, lo fuma y cuando lo suelta, reza algo moviendo los labios pero sin decirnos palabra.

Foto: Lisbeth Chávez
Foto: Lisbeth Chávez

Al fumar su extracto, Señorita A se transforma. Entonces la chef nos revela secretos:

•De la marihuana también se puede obtener una reducción en el sartén caliente, con mantequilla o cualquier grasa. El aceite resultante se cuela y con la grasa se puede cocinar desde un huevo hasta un pozole.

•La marihuana no funciona en té, salvo que el agua esté muy caliente o que se adquiera como producto especial para tales fines.

•Se puede hacer leche, licor, aceites, mantecas y azúcares con marihuana.

La extracción que Señorita A practicó para Glocal Media, contiene la misma proporción de cannabinoides recreativos que medicinales.

Foto: Lisbeth Chávez

Señorita A saca el brownie del horno. Minutos más tarde, la lasaña está lista. Entonces pone en la mesa un bowl con ensalada y una vinagreta.

La anfitriona sirve 6 platos bien surtidos. Voltea a la cámara y sonríe, satisfecha de su cocinada.

“¿Comemos?”, nos pregunta.

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