A mi abuela; su mejor amiga.

Amparo ama a Félix y le parece injusto lo que Jorge hizo. Amparo se unía a Félix en la mañanita mientras él divertía a sus compañeros con datos, noticias y cosas de otros salones.

Y es que resulta que Jorge y Félix un día fueron amigos y compartieron grupo. Amparo los veía desayunar y platicar a diario. Eran el delantero y el portero perfectos, hasta que Félix dejó el fútbol.

Aprovechando que Jorge buscó nuevos amigos, Félix empezó a contar sus secretos para divertir a los compañeros y a la maestra; y los demás alumnos empezaron a hacer eco de lo que Félix contaba sobre su examigo.

El Pirrurris le decía por su carácter hacendado y sus caireles hasta el hombro. Lo atacaba porque Jorge empezaba algo bajo la indicación de su papá, el profesor Carlos, y Félix lo sabía.

Lo explicaba pero no revelaba lo concreto, para que la carrilla se hiciera barullo y después grilla. Le recordaba los interminables partidos de fútbol que jugaron juntos y el pasto del emparrillado donde los disputaron.

En un principio Jorge lo dejó pasar, pero su nuevo amigo El Vera, no. Llegando en la mañana, El Vera se topó en la puerta de la escuela a Félix hablando mal de Jorge, no aguantó que bablara, e hizo que desaparecieran a Félix del plantel.

Félix es uno de los mejores compañeros que hemos tenido en la escuela, creaba comunidad diciendo la verdad, y se quitaba los zapatos en el recreo para correr libre y contarnos un poco de los salones ajenos.

Y de repente ese sujeto feliz dejó de estar…

Héctor Félix Miranda retratado en lo que era la sala del Semanario Zeta. Tomada con Leica M3, lente 50 Summicrón y película TriX 400.

Cuando se supo que el culpable de todo el embrollo fue El Vera, se lo llevaron a prefectura pero finalmente volvió al salón. Aún bajo las órdenes del prefecto, El Vera gozó del crédito que Jorge capitalizó tras la desaparición de su crítico Félix, nomás por el sacrificio que significa que alguien haga algo así por ti, en un grupo como ese.

Sin embargo, la mayoría veía a Jorge con recelo, porque aunque en apariencia dicen que él no armó nada, todos deducen que siendo el líder debió ordenar a El Vera lo que éste le hizo a Félix. Y tienen razón.

Resurgiendo en la escuela Jorge estrechó lazos con Los de Atrás, acusó a los intendentes de chismosos y logró ser tesorero; y cuando quiso ser jefe de grupo en su salón, lo traicionaron.

La traición le rozó más cerca el día que se lo llevaron a prefectura porque le encontraron 88 resorteras y varias bolsitas de piedritas, y lo acusaron en la asamblea de haber roto las ventanas. Pero lo dejaron en paz porque acababa de adquirir una beca deportiva y fue imposible retenerlo en prefectura.

Jorge empezó a platicar con la maestra hace unos meses y eso le chocó a Jaime, por eso se aprovechó de la memoria de Félix para romper la tarea de Jorge y firmar el hecho con nombre falso.

Jaime se aprovecha porque han pasado añales y utiliza la memoria ajena a su favor, pero nosotros sí recordamos más de una anécdota de sus propios problemas con Félix.

Por ejemplo, la vez que Jaime solicitó una tarea de artísticas a un amigo de Félix y le pagó con moneditas de chocolate. Félix confrontó a Jaime en el recreo y le exigió pagar esa misma tarde, o al día siguiente iba a contar su trácala frente a toda la escuela exhibiendo su cheque sin fondos.

Félix tuvo la confianza de exigirle porque lo conocía bien; también fueron compañeros de salón alguna vez y Jaime, siendo pequeñito, ayudó para que la maestra dejara de ver las exposiciones de Félix durante 207 días exactos. Ya desde entonces era justiciero.

Cuando remezclaron los grupos y se acabó el congelador, a Félix le gustó saber que Jaime no estaba en su salón. Pero le tocó con Jorge; y con Xico, Bob y Miguel Ángel. Estos bullys se enfocaron en atacar a Félix, y lo iban a romper pero él seguía destrozándolos

Hasta el día que El Vera hizo lo propio, y borró de la escuela al enemigo de Jorge y al examigo de Jaime. Esa es la verdad.

El director de entonces había puesto el ojo en ese grupo problemático, pero no hizo nada hasta que se desató el chisme. Con el paso del tiempo casi nadie recuerda que el profesor Carlos, padre de Jorge, ayudó a El Vera para que su paso por la prefectura no fuera tan frío.

Lo cierto es que la otra vez que corrieron a Jorge a cinturonazos fue porque nadie creyó que Félix le hubiera roto la tarea si ya no está en la escuela.

Pero como Jaime piensa que los enemigos de mi enemigo, son mis amigos, usa el nombre de Félix en vano y se lo permiten. Se lo aplaudieron y lo publicaron, pero no le exigieron.

Desde su posición Jaime podría indagar la demanda que cada semana hace el salón auténtico de Félix. Pero puras habas.

Prefiere utilizar su nombre y su figura ante la maestra para no asumir responsabilidad real como jefe de grupo, y quedar como el Batman de su propia narrativa pagada.

Así va el salón que armó Jaime: acusando por simulación cuando lleva años el mismo anuncio en el periódico mural.

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