El número de muertos por un ataque ruso con misiles en la ciudad ucraniana de Dniéper se elevó el lunes a 40, con docenas de desaparecidos, lo que lo convierte en el incidente civil más mortífero de la campaña de tres meses de Moscú de disparar misiles a ciudades alejadas del frente.

Ucrania afirma que las muertes masivas de civiles, que califica de terrorismo, demuestran por qué necesita más armas para derrotar al ejército ruso a 11 meses de su invasión. Rusia niega haber atacado intencionadamente a civiles.

La ministra alemana de Defensa, Christine Lambrecht, dimitió el lunes ante la creciente presión a su Gobierno para aprobar un aumento del apoyo militar internacional a Kiev, al comienzo de lo que parece una semana crucial para los planes occidentales en Kiev.

Las autoridades reconocieron que había pocas esperanzas de encontrar a más personas con vida entre los escombros del atentado del sábado en la ciudad central de Dniéper, pero el presidente Volodímir Zelenski afirmó que la operación de rescate continuaría “mientras haya la más mínima posibilidad de salvar vidas”.

REUTERS/Clodagh Kilcoyne

“Decenas de personas fueron rescatadas de entre los escombros, entre ellas seis niños. Estamos luchando por cada persona”, dijo Zelenski en un discurso televisado. Dniéper estaba de luto el lunes.

Un militar de uniforme depositaba flores y sollozaba, agarrándose la cabeza en señal de dolor, junto a un improvisado altar a los muertos en una parada de autobús situada frente al enorme agujero donde se levantaba el bloque de apartamentos.

El misil arrasó los nueve pisos de una parte de la estructura de hormigón. Los equipos de rescate removieron escombros durante más de 48 horas después del atentado.

“Todos vivimos en edificios como este y nos imaginamos qué pasaría si nos ocurriera a nosotros. Es horrible”, dijo Polina, de 28 años, vecina del barrio.

Rusia, que desde octubre lleva a cabo ataques a gran escala contra ciudades ucranianas, principalmente a infraestructuras de generación de energía, dijo que no era culpable de la destrucción en Dniéper, ya que fue causada por las defensas aéreas ucranianas.

Kiev afirma que el edificio de apartamentos fue alcanzado por un tipo de misil que Ucrania no puede derribar.

Al menos 40 personas murieron en el ataque y 30 siguen con paradero desconocido, según el funcionario municipal Gennadiy Korban. Además, 75 personas resultaron heridas, entre ellas 14 niños.

LAS CONVERSACIONES SOBRE LOS TANQUES

Decenas de miles de personas han muerto desde que las tropas rusas invadieron Ucrania el 24 de febrero, y alrededor de una cuarta parte de la población ha huido de sus hogares.

Las fuerzas ucranianas reconquistaron franjas del territorio oriental y meridional durante la segunda mitad de 2022. Pero las líneas del frente han permanecido sin cambios en su mayor parte durante los dos últimos meses, a pesar de los intensos combates en los que ambos bandos han sufrido grandes pérdidas.

Ucrania afirma que la clave para romper el estancamiento serían los tanques de combate y vehículos blindados occidentales, ya que darían a sus fuerzas la capacidad de atravesar las líneas rusas.

Hasta ahora, los países occidentales se han abstenido de enviar tanques de combate, reacios a provocar al Kremlin, que afirma que Ucrania lucha en nombre de un complot occidental más amplio para destruir a Rusia.

El tabú de los tanques se rompió finalmente el fin de semana cuando Reino Unido prometió enviar un primer escuadrón de Challengers a Kiev. El lunes confirmó el suministro de 14 tanques Challenger 2 y más material, incluidos cientos de vehículos blindados y misiles avanzados de defensa antiaérea, para “acelerar el éxito ucraniano”.

Al anunciar la ayuda militar adicional, el ministro británico de Defensa, Ben Wallace, instó a Alemania a permitir el suministro de tanques Leopard a Ucrania, subrayando que esto podría desbloquear el apoyo de otras naciones.

Los aliados de Alemania -especialmente los Estados de Europa del Este que en su día fueron satélites soviéticos- han sido cada vez más directos en sus demandas de que Berlín proporcione Leopard, o al menos conceda permisos para su exportación.

Rusia califica la guerra de su “operación militar especial” —según la denominación del Kremlin— desencadenada por los lazos cada vez más estrechos de Kiev con Occidente, que según Moscú ponen en peligro su seguridad.

Ucrania y sus aliados occidentales la califican de invasión no provocada para borrar la independencia de una república exsoviética que Moscú considera una falsa nación.

De Reuters.

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