Uno voltea a ver las páginas de un diario de cualquier parte de México, o de un portal informativo, y de sus letras escurre sangre y más sangre. Uno voltea a ver las páginas de los mismos diarios o portales informativos, y de sus párrafos sale puro bla-bla-blá de políticos y funcionarios. Si uno como periodista se cansa de ver tanta sangre y palabrería, imagínense a los lectores.

El periodismo en México hoy en día, se ensaña en registrar aquello que acontece diariamente pero se olvida de contarnos la historia. Se impone en seguir la agenda oficial, pero se olvida del acontecer en barrios y comunidades. Se engancha en compartir lo que los funcionarios en turno quieren que se comparta, pero ignora las necesidades de la gente.

Hubo un tiempo en el que se decía que la mayor premisa y función del periodismo, era ser contrapeso del poder. Hoy el periodismo hegemónico no hace contrapeso, sino que se ha aliado a ese poder al que de facto se le contrariaba.

Ahora mucha gente nos dice “vendidos”, “chayoteros”, “alienados al poder”, y creo que con justa razón. Pero no por lo que hayamos dejado de hacer los reporteros, sino por lo que comenzaron a hacer algunos dueños de los medios.

Bien sabido es que muchos medios de comunicación han basado su existencia de los subsidios que los gobiernos municipales, estatales o federales, les proporcionan de acuerdo a su condición crítica.

No es tan difícil distinguir cuando un medio jala para donde se mueven las aguas. Pocos son los que mantienen una cierta reticencia, y por lo general, son a quienes mal les va.

Curiosamente los jefes o dueños de medios suelen quejarse por los recortes presupuestarios de los gobiernos en turno, pero también esos mismos jefes no responden cuando de salarios y prestaciones a sus trabajadores se trata. Contradicción intrínseca, ¿no? Ironía, dirían otros.

Lo cierto es que el periodismo viene en declive en los últimos tiempos y no fue precisamente por los recortes presupuestarios que los gobiernos en turno han realizado, sino porque no se supieron ajustar a las nuevas interpretaciones reporteriles y, mucho menos, a las nuevas manifestaciones socioculturales que se han gestado.

El periodismo y el periodista en general, se va distanciando de la gente de forma gradual y la sociedad ya no se ve reflejada en ellos. Las personas solían ir o llamar a los medios para denunciar irregularidades que pasaban en sus comunidades. Al ver que los medios dan más participación a los discursos oficiales, la gente se ha alejado de ellos.

¿Y ahora nos preguntamos por qué la gente nos critica tanto?  ¿Y ahora nos cuestionamos por qué en cada manifestación social, los grupos organizados piden la no presencia de los medios? ¿Y ahora todavía indignados nos quejamos por ello? Bien decía Ryszard Kapuscinski que el periodismo no es para cínicos.

Lo que los medios y los periodistas necesitamos hoy en día es una autorreflexión profunda. Lo que necesitamos es comenzar a quitarnos ese papel de protagonistas y de superhéroes que todo lo saben y todo lo aplican. No somos héroes ni jueces ni parte: somos entes transmisores de una noticia, y nada más.

Todo aquel que se sienta superior a algo o a alguien, está fracasando en el intento de saber tal o cual cosa y en ello se pierde el mensaje.

Ojalá que los medios comiencen a replantear la idea de que somos un simple canal de comunicación entre una fuente y la otra; y valoren que atendemos a expectativas de la ciudadanía y no de las fuentes de poder.

Ojalá también los periodistas comenzáramos a rebelarnos ante todas esas circunstancias que nos obligan, porque de alguna manera estamos supeditados a un lugar que nos brinda un sueldo y nadie quiere perderse de ello.

Es hora ya de cambiar ese viejo periodismo burdo y absurdo. Es hora ya de comenzar a construir nuevas perspectivas.

Suena romántico y quizás utópico, pero si uno como periodista no lo hace, la gente va a seguir pensando que somos unos vendidos del sistema. Porque eso es lo que nos hacen parecer algunos medios que siguen alienados al poder.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí