CUBREBOCAS

Una paradoja es una expresión del pensamiento que parece contraria a la lógica y que, además, envuelve un sinfín de contradicciones. Paradójicamente, al concluir su segundo año de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador fue alcanzado por la realidad.

Su discurso reiterativo de vamos bien y está controlada la pandemia recibió un gran descalabro cuando el lunes 30 de noviembre, a unas horas de cumplirse su segundo período en la silla presidencial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) exigió a México tomarse en serio la pandemia por Covid-19.

Y no crean que fue un comentario a la ligera de cualquier segundón, no: el mismísimo director general de la OMS, Tedros Adhanom, se fue directo a la yugular cuando le dijo al gobierno mexicano que nuestro país está dentro de los peores en el mundo, en lo que corresponde al manejo de esta crisis de salud.

El titular de ese organismo internacional no reparó en palabras y lo dijo bien claro: México está minimizando la pandemia.

Como era de esperarse, salió Hugo López-Gatell en una de sus más ridículas intervenciones, y mire que ya son varias, a culpar a los mexicanos, lavarse las manos y responsabilizar al ciudadano en lo particular.

Y aunque cada persona es responsable de su propia seguridad, también es una realidad que en los últimos 8 meses los mexicanos sólo hemos sido testigos del desdén con el que funcionarios federales han abordado un tema tan serio y delicado, como la propagación de un virus que tiene al mundo entero aterrorizado.

Pero no, en México no hay una figura de autoridad que tome el asunto en serio. Vemos al presidente ir y venir sin cubrebocas, saludando, abrazando, apapachando a quienes se le acercan, siempre y cuando no le reclamen, por supuesto.

El presidente y su gabinete y sus funcionarios no han dado ejemplo alguno. Para ellos lo único que interesa es que los quieran y si no es así, inician un ataque férreo contra quienes se atreven a disentir.

México está mal evaluado en todas las mediciones que se han realizado con respecto al manejo de la pandemia. México, los mexicanos y este gobierno, están siendo señalados por el mundo entero como nunca antes. A México se le están cerrando puertas.

Mientras tanto, el presidente, el famoso AMLO, se atreve a informar, al término de su segundo año de gobierno, que vamos bien en todo.

Y entonces llega la paradoja, ya que mientras él y sus cercanos celebran, la ocupación hospitalaria, los contagios y las familias que lloran a sus muertos aumentan. En su segundo informe, paradójicamente, se habla de regresar el semáforo a rojo y de encerrarnos de nuevo, pues la OMS vino a aguarle la fiesta.

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