El 25 de junio pasado, un crucero de Norwegian Cruise Line, el Norwegian Sun, con 3 mil personas a bordo, chocó con un iceberg en Alaska.

La embarcación se encontraba navegando con destino al glaciar Hubbard, cuando impactó contra un “gruñidor” (un iceberg pequeño). El barco debió regresar al puerto de origen para ser reparado.

El crucero sufrió daños en su proa de estribor, según un comunicado de la Guardia Costera, informó La Nación.

Esta nave, de 258 metros de eslora y un calado de más de 8 metros, entró en servicio hace más de 20 años.

Un miembro del equipo de la Guardia Costera y buzos evaluaron los daños en el lado delantero derecho y determinaron que el barco necesitaba ser reparado, indicó.

También resolvieron que se encontraba en condiciones de navegar para regresar a Seattle, su puerto de origen. En el mismo comunicado compartieron que no hubo ningún herido a raíz del episodio.

De acuerdo con un vocero de Norwegian Cruise Line, el barco estaba camino al glaciar Hubbard, en Alaska, cuando se topó un iceberg con el que chocó. Además, señaló que la nave estaba “envuelta por una densa niebla, lo que limitaba la visibilidad y provocó que hiciera contacto con un gruñidor”.

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica planteó que un iceberg debe tener más de 16 pies sobre el nivel del mar y entre 98 y 164 pies de espesor. En cambio, las piezas más pequeñas de hielo flotante se consideran “gruñidores” o “pedazos de bergy”.

Tras la colisión, la embarcación navegó hasta Juneau, la capital de Alaska, para ser evaluado con mayor detalle. Esta decisión se tomó para acortar el viaje en curso y cancelar el cronograma del crucero que estaba previsto que comenzara el 30 de junio.

El barco volvió a Seattle, a una velocidad reducida, donde los pasajeros descendieron.

Con información de Proceso.

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