Centroamericanos asentados en el campamento de El Chaparral narraron a Glocal Media el cómo pandilleros han hecho del lugar un espacio peligroso, donde el riesgo de perder la vida es una realidad.

No obstante, las autoridades gubernamentales lo niegan.

“Marina”, mujer que tuvo que salir huyendo de la garita donde por lo menos 2 mil personas buscan asilo en Estados Unidos, dijo que un miembro de la Mara Salvatrucha y un grupo de hombres son responsables de generar violencia y atacar a personas y familias provenientes del interior de México y América Central, sin que las autoridades locales actúen.

“A uno que le dicen el Loco le dieron una paliza. Le dejaron toda su cara destruida y a su señora le golpearon la panza… les dijeron que ellos mandan ahí”, platicó la migrante.

La situación obligó a “Marina” a escapar del lugar escondida en un taxi privado, esto por temor a convertirse en una de las víctimas de los presuntos atacantes.

FOTO: OMAR MARTÍNEZ /CUARTOSCURO.COM

“Los policías saben quiénes son los pandilleros, ellos tienen todo pagado ahí, la policía los cuida”, aseguró la mujer.

Pero mientras los desplazados por la violencia, llámese connacionales o extranjeros, sufren por encontrarse de nuevo con situaciones que ponen en riesgo su integridad, funcionarios como el delegado federal en Baja California, Alejandro Ruíz Uribe, afirman que no hay grupos delincuenciales en El Chaparral.

“Se hablaba de la Mara Salvatrucha, no se pudo comprobar nada. La información que tenemos nosotros tanto de la Guardia Nacional como de las instancias locales de seguridad no pueden comprobar que haya un elemento mafioso, si ha surgido algo por ahí todavía no tenemos información”, mencionó.

Sin embargo, sí coincidió en que la seguridad para los asentados en la garita no es suficiente al estar expuestos en la vía pública.

“Pedro”, “Edgar” y “Javier” son tres centroamericanos que huyeron de la violencia en sus respectivos países de origen, para toparse con la hostilidad en el campamento migrante del Chaparral. FOTO: Crisstian Villicaña / Glocal Media

Apenas la semana pasada esta casa editorial publicó el reportaje El flujo de la violencia: centroamericanos desplazados a Tijuana son amenazados de muerte, donde tres hombres narraron cómo fueron desplazados de sus países de origen, pero también el cómo fueron amedrentados en el campamento de El Chaparral por un supuesto pandillero.

“Recibí amenazas de una persona que le dicen El Gato, esa persona es salvadoreña, según trabaja con la Mara Salvatrucha y se unió con otros grupos de aquí de México y la autoridad no hace nada”, refirió un migrante que también salió huyendo de la garita.

La situación de violencia en el campamento es una realidad que los funcionarios públicos no quieren comprometerse aceptar.

Lo cierto es que los testimonios de los que han llegado al Chaparral indican lo contrario, aludiendo que es un espacio cada vez más hostil por culpa de pandilleros.

Alejandro Ruíz Uribe

Por el momento no se sabe cuándo serán reubicados las más de 2 mil personas que pasan sus días en el puerto fronterizo, según lo apuntado por Ruíz Uribe, quien anotó que esperan que el Gobierno de Tijuana tome el primer paso al arrendar un lugar para los migrantes.

“Hizo el intento por rentar un espacio que no fuera muy apartado, pero no se ha podido concretar porque entró el tema de la transición y parece que hay un miedo a firmar algo que no vaya avalado por el próximo Ayuntamiento”, expresó el delegado federal en Baja California.

Por el momento, los migrantes tendrán que buscar por su cuenta cómo mantenerse alejados del peligro en el campamento, un lugar que según narran, cada vez es más riesgoso.

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