Lo que comenzó muy puntual a las 15:00 horas de esta tarde, como estaba anunciada la última sesión de cabildo, y con un aire orondo del alcalde Arturo González Cruz presumiendo con papelito en mano que el Congreso del Estado lo ratificaba en su puesto, terminó en medio de un barullo en todo el edificio de Palacio Municipal, y con rostros desencajados ante el rumor de un amenaza de bomba en el inmueble.

Agentes desalojando a ciudadanos.

La polémica a esta sesión ya venía con el antecedente de la irrupción del alcalde a Palacio durante la madrugada, y con los acuerdos que se iban a votar cuyo resultado se veía predecible. Previo al inicio de la sesión, en los pasillos de Palacio ya se cuchicheaba sobre alguna situación extraordinaria que se pudiera presentar en el momento; no era por demás especular luego de lo que había acontecido en la noche.

El primer obstáculo que se vio manifiesto fue el hecho que no se iba a permitir la entrada a la prensa, cuando ya antes Arturo González había anunciado que las puertas estarían abiertas para la sesión.

Como suele suceder en medio de estos hechos que van envueltos de polémica, el sí y el no llevaron a un punto de colmo, dado que varios reporteros habían hecho guardia desde temprano. Tras la discusión, todos entraron.

La Guardia Nacional arribó a Palacio Municipal.

Durante la sesión fueron evidentes los errores que manifestaron tanto los regidores como el alcalde, cada que de lectura se trataba. Entre todos eran 14 ediles los que conformaron el quórum, ante las ausencias de los regidores Luis Quezada, Claudia Casas y José Cañada, además de la síndica procuradora Meli Espinoza, de quienes se esperaba al menos su presencia para contrariar o sabotear la votación.

A mitad de la sesión, entre los celulares de los reporteros presentes comenzó a circular el rumor de que había amenaza de bomba, supuestamente en los baños del Palacio, cosa que no se tomó con tanta importancia considerando que algo imprevisto podía suceder. Los trabajadores del primer piso comenzaron a ser desalojados sin muchos aspavientos.

Cuando la Policía Municipal y la Guardia Nacional comenzaron el desalojo en el segundo piso -lugar en donde se encuentra la Sala de Cabildo-, se generaron ciertas expectativas que llevó a varios de los reporteros a salir casi corriendo para documentar lo que estaba sucediendo, hecho que desconcertó a los integrantes del Cabildo, quienes pusieron cara de consternación.

González Cruz tras ser notificado de la amenaza de bomba.

No tenían idea de lo que afuera estaba pasando y si lo sabían, lo callaron. Personal del municipio cerró la puerta de la sala con llave, para continuar con la sesión de forma muy apresurada y sin detenerse en los detalles de los puntos que aún quedaban por considerar.

Ya que se repasaron los diversos acuerdos, el Alcalde Arturo González pidió un receso de media hora bajo la excusa de que lo dedicarían a redactar el acta constitutiva de la sesión y que regresarían para culminarla. En ese momento se desalojó a quienes aún estaban dentro de la Sala de Cabildo, guiándolos hasta las afueras del inmueble en donde se concentró el personal que aún estaba laborando.

Sin previo aviso y ya sin transmisión en vivo, la sesión continuó dentro y se culminó de forma inmediata, sin que se compartieran más detalles sobre ello.

En el operativo participaron diversas fuerzas policíacas.

Luego de unos minutos, Bomberos y Protección Civil descartaron que la bolsa que se abandonó en el baño fuera una bomba, y el personal regresó a terminar sus labores del día. Tenían que checar tarjeta, tal como algunos de ellos, entre bromas y risas, lo constataron.

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