CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El dinero que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador destina para las vacunas contra el covid-19 no es trazable, es decir que no se encuentra en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2021 y apenas se conoce a grandes rasgos la hoja de ruta de cómo se ejercerán los recursos en la adquisición de las dosis que requiere la población del país.
Es más, tampoco hay certeza sobre si los 32 mil millones de pesos –provenientes del Fondo de Salud para el Bienestar (FSB)– alcanzarán para pagar la totalidad de las vacunas, más los gastos asociados: almacenamiento, transporte, accesorios médicos y personal contratado para la aplicación del medicamento.
Hay apenas algunas pinceladas en la cuenta de Twitter del secretario de Hacienda, Arturo Herrera, quien asegura que se cuenta con una reserva de 4 mil 360 millones de dólares (más de 88 mil millones de pesos) y “flexibilidad” en el presupuesto.
El martes 19, en dicha red social, el encargado de las finanzas públicas del país escribió:
“Hasta el momento hemos pagado 6 251 mdp en las vacunas, incluyendo 124.3 millones esta mañana. Como hemos venido señalando, estamos explorando la posibilidad de adquirir otras vacunas; para ello hemos dotado de flexibilidad al presupuesto por si esto fuera necesario.”
En un segundo mensaje agregó que, “de hecho, tenemos en caja, al día de hoy, una reserva en dólares (de 4 mil 360 millones, para ser exactos) para blindar la compra de vacunas de posibles variaciones en el tipo de cambio”.
La autoproclamada Cuarta Transformación tiene acuerdos para la adquisición de 34.4 millones de dosis de Pfizer, 77.4 millones de la británica AstraZeneca, 35 millones de CanSino y 34.4 millones de la plataforma Covax de la OMS, además de la compra de 24 millones de la rusa Sputnik V.
De acuerdo con la subsecretaria de Egresos de la Secretaría de Hacienda, Victoria Rodríguez Ceja, la bolsa de 32 mil millones de pesos para las vacunas es suficiente para cumplir con los contratos establecidos con las farmacéuticas.
En conferencia de prensa virtual, el viernes 29, explicó: “Esta reserva está pensada para cubrir los contratos que se tienen establecidos, como en su caso los que se lleguen a formalizar… Se considera que esta es una previsión suficiente para la adquisición de vacunas; pero por el caso de que algunos factores como variación cambiaria, si aumenta la demanda o aumentan los costos, no fuera suficiente, se buscarían los mecanismos para contar con los recursos adicionales que no necesariamente tendrían que provenir de recortes presupuestales”.
Ahondó sobre la “flexibilidad” del presupuesto, en caso de que no alcancen los recursos para la adquisición de las vacunas.
Dijo que en caso de ser necesario se podrán ejercer los recursos del ya mermado FSB, ya sea de forma directa o con reintegros a la Tesorería de la Federación, según la reforma al artículo 77 de la Ley General de Salud.
De acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, para la creación del Instituto de Salud para el Bienestar se asignarían 40 mil millones de pesos provenientes del entonces Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos. Por otro lado, para la compra de vacunas se destinaron 32 mil millones de pesos, lo que incluye gastos relacionados con la pandemia, y que también provendrán del FSB.
“Descontando sólo estos dos conceptos, el saldo del FSB se reduciría 75% respecto al saldo del segundo trimestre de 2020 y podría arriesgar los recursos comprometidos para la atención de enfermedades de mayor especialidad, crónicas y que representan un costo importante para las familias que no cuentan con afiliación a las instituciones de seguridad social”, advirtió el organismo en una investigación de noviembre pasado.
El otro instrumento con el que cuenta el gobierno es el dinero derivado de los fideicomisos; al cierre del 31 de diciembre la Tesorería ya ha recibido reintegros por 50 mil millones de pesos.
De los 200 fideicomisos, 12 ya se encuentran extintos y para más de 170 se están realizando las gestiones. Mientras que del monto rescatado, proviene del Fideicomiso del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, del Fondo de Apoyo a Infraestructura, del Programa de Apoyo a Escuelas de Excelencia, entre otros.
Sobre la reserva en dólares (de cuatro mil 360 millones) a la que se refiere Herrera, este semanario solicitó a la Secretaría de Hacienda información sobre la composición y el origen de los recursos; al cierre de esta edición aún no había respuesta.
“No es trazable”
De acuerdo con Eduardo Bohórquez, director ejecutivo de Transparencia Mexicana, “la vacuna es el punto focal, pero alrededor hay una serie de temas que hay que cuidar y el presupuesto ahorita no es trazable”.
En entrevista con este semanario, el especialista en temas de transparencia y rendición de cuentas señala:
“Hasta cierto punto, en las mañaneras nos presentan los números agregados, pero creo que uno de los temas importantes es la trazabilidad del dinero… Pero, ¿cuáles son las fuentes de financiamiento? ¿Cuál es el destino y cómo rastreamos? ¿Y cómo podemos trazar una ruta para cada uno de los fondos que se va a invertir? Insisto, no sólo para vacuna, simultáneamente estás gastando también en tratamiento y todo lo que está alrededor.”
En efecto, fue en una conferencia mañanera el 13 de octubre cuando el titular de Hacienda dio a conocer el calendario de vacunación, así como los pagos de los anticipos y fechas de entrega de las dosis que al primer trimestre cubrirían 20 millones de mexicanos y en todo el 2021 cubriría 116 millones de personas.
“Lo urgente es incluir en el Presupuesto de Egresos de la Federación un rastreador, una etiqueta que te permita saber todos los recursos que se están involucrando, porque una cosa es la vacuna, además de los costos asociados con ella. Lo más sencillo es poner un codificador que permita rastrear las compras primero en el presupuesto, pero también en Compranet, para que los contratos vinculados con las vacunas sean fáciles de encontrar”, sugiere Bohórquez, quien fue galardonado con el Open Government Global Prize.