Por Eldo

Ganar sin gustar

El viernes 22 de marzo de 2019, la noche que el ‘Tata’ Martino debutó al frente del Tri —en el ahora inexistente y paradojicamente lleno de memorias Qualcomm Stadium—, todo parecía indicar que finalmente el combinado azteca volvería a desplegar un futbol frontal, vistoso, y ordenado, como se vio en la primera etapa del ‘Vasco’, en toda la era La Volpe, y en algunos lapsos con el ‘Chepo’ De la Torre.

Regularmente un director técnico debutante al frente de una selección nacional inicia con empate o derrota, pero el equipo que Martino mandó esa noche fue superior a Chile en todas sus líneas, imponiéndose por marcador de 3-1 y anotando sus tres goles en un lapso de 13 minutos. Partido en el que Rodolfo Pizarro vivió su nivel más alto vistiendo la camiseta azteca. Quién sabe qué pasó con esa versión del tamaulipeco.

Con un estilo de juego atractivo —pues aparentemente cualquier DT lo haría mejor que Juan Carlos Osorio—, el ‘Tata’ se mantuvo invicto por 11 partidos, incluido el título de la Copa Oro ’19 frente a Estados Unidos. Su racha de gloria concluyó cuando enfrentó a la nación que lo vio nacer, para perder 0-4 en el Alamodome de San Antonio, Texas, con una actuación soberbia del en ese entonces ‘desconocido’ Lautaro Martínez. Pero eso significó solo un tropiezo y la Selección Mexicana mantuvo su buen nivel de juego para sumar 20 victorias y únicamente esa derrota en 22 partidos.

El parteaguas de esta historia fue el día que David Luiz le quebró el cráneo a Raúl Jiménez. Ahí todo empezó a venirse abajo gradualmente, pues más allá de la falta del mejor delantero mexicano en la actualidad, al entorno del Tricolor pareció llegar un aura de preocupación y tristeza.

Después de ese hecho lamentable, en el primer semestre de 2021 México disputó cinco partidos en los cuales dio exhibiciones cuestionables, incluida la final de la Liga de Naciones de Concacaf contra Estados Unidos, misma que perdió y que ahora sí llevó a analistas y a afición a ver a detalle qué pasaba con el desempeño tricolor.

El papelón en la Copa Oro de este año y los seis partidos de la Eliminatoria rumbo a Qatar ’22 disputados al momento sólo han servido para comprobar la baja de juego en muchos de los futbolistas que integran las convocatorias. Y para preguntarnos dos cosas: ¿a qué juega la Selección de Gerardo Martino? Y, ¿qué pasó con el nivel mostrado por este equipo hace 11 meses?

El miércoles pasado México se alzó con el triunfo 0-2 en el Estadio Cuscatlán, una de las canchas más complicadas de Centro y Norteamérica, para ponerse nuevamente como el líder dentro del Octagonal Final, pero dejando aún más dudas que el mes pasado debido a su mal funcionamiento.

Ahora las palabras de Martino para justificar el rendimiento de su equipo suenan como las de cualquier director técnico que voltea para otro lado en vez de reconocer que algo está mal con sus jugadores. Además, la afición mexicana, de memoria corta y poca paciencia, ya empieza a cuestionar si debe ser él quien lleve al combinado mexicano a Qatar, destino al que parece imposible no llegar. Para muestra el abucheo en la cancha del Azteca cuando el Tri saltó para enfrentar a Canadá.

Justamente antes del partido revisaba mis archivos y encontré que de cara a Rusia ’18 Juan Carlos Osorio consiguió el boleto al Mundial tres fechas antes de que acabara el Hexagonal Final. Algo sin precedentes en la historia del Tri, haciendo valer mejor todavía las palabras del propio Ricardo La Volpe, esas de ‘llegar caminando’. Recordemos que el colombiano fue siempre altamente criticado por sus características rotaciones en la alineación de un partido a otro, pero que aun así jugaba mucho más vistoso y seguro de como juega ahora el equipo dirigido por Martino. Increíble, lo sé.

Quizá lo más interesante de todo (o preocupante) es que a México aún le restan dos fechas de la Eliminatoria en el calendario de este año, y sin duda son las más complicadas: primero ante Estados Unidos en una sede todavía por definir, que seguramente será Columbus, Ohio, la ciudad del famoso ‘dosacerou’ que el mismo Juan Carlos Osorio llegó a quebrar, la noche en la que Héctor Herrera le dijo a Michael Bradley “me la pelas”.

Y después deberá enfrentar al que sin duda parece ser futbolísticamente hablando el mejor equipo del Octagonal: Canadá, que ya le arrebató un punto al Tri en su visita a la Ciudad de México, cancha en la que la Hoja de Maple nunca había sumado.

Para la estadística, el miércoles Héctor Moreno se convirtió en el único jugador mexicano en anotar tres goles en el Estadio Cuscatlán, cada uno en eliminatorias diferentes: rumbo a Brasil ’14, Rusia ’18, y ahora para Catar ’22. Y como dato curioso, los tres goles se han dado en los últimos tres cotejos que México ha disputado en la casa de los salvadoreños.

Los Pájaros Rojos

Tras seis semanas en el calendario de la NFL sólo un equipo permanece invicto: los Cardenales de Arizona.

Previo al inicio de lo que será la temporada más larga, seguramente fuera del Estado del Gran Cañón nadie puso a los Pájaros Rojos como favoritos para liderar la División Oeste de la Conferencia Nacional en ningún momento, y menos como el único equipo que conseguiría sólo victorias en sus primeros seis encuentros. Especialmente considerando que dentro de sus rivales estaban los 49ers y los Rams, equipos de su propia división y candidatos a contender por un lugar en el Super Bowl.

Después de que Bruce Arians dejara al equipo en 2018 y decidiera ‘retirarse’, el futuro del Big Red parecía inseguro y hasta cierto punto lo fue. El primero en tomar las riendas de los Cardinals fue Steve Wilks, quien gracias al trabajo realizado como coordinador en diferentes áreas defensivas con Ron Rivera en Carolina, captó la atención de algunos equipos necesitados de un head coach, para que finalmente fuera el equipo de Arizona el que se hiciera de sus servicios.

El resultado fue dejar al equipo con el peor récord de la Liga en ese año (3-13), incluida la blanqueada 0-34 en el Memorial Coliseum de Los Ángeles ante los Rams. En diciembre de ese mismo año Wilks perdió su empleo.

Con un nuevo inicio en pie, en 2019 la dirigencia optó por Kliff Kingsbury, una cara joven que había hecho un papel decente como head coach en el futbol colegial con Texas Tech, y que durante su gestión dirigió a quarter backs probados como Baker Mayfield, la estrella Patrick Mahomes, y Kyler Murray, a quien el propio Kliff llevó a Arizona en su primer draft al frente de los Cardenales.

Esa primera temporada no fue nada espectacular, dejando un récord de 5-10-1 y la sensación de que este nuevo head coach no representaba mucha diferencia o avance comparado con su antecesor.

Para 2020, con un Kyler Murray más adaptado al ritmo de la NFL los números mejoraron, entregando un récord de 8-8 y a punto de quedarse con uno de los comodines para la postemporada, algo que no pudo darse principalmente debido a las cuatro derrotas ante sus rivales de división.

Tras la victoria de esta temporada a domicilio ante Los Angeles Rams —con la cual superaron su racha más larga de victorias en una temporada (tres, en el ’75 y el ‘98)—, los reflectores se pusieron sobre Kingsbury pero finalmente de manera positiva.

En en la conferencia posterior al juego Kliff dijo que no celebraría mucho, sólo vería la serie de Ted Lasso y después iría a dormir; lo cual habla de la tranquilidad con la que tomó el hecho de estar al frente del equipo que venció a quienes hasta esa semana eran considerados los mejores de la Liga, y de poner a Arizona como el único en ganar sus cuatro primeros cotejos —seis, ahora—, algo que también significó un récord para su carrera personal.

El domingo Kliff y los hasta hoy invencibles Pájaros Rojos lograron otra victoria de visita ahora frente a los Browns en Cleveland, un claro contendiente dentro de la AFC, para mantener el invicto en seis partidos y la cima de la División Oeste en la Conferencia Nacional.

Si la lógica se impone, el próximo domingo Kliff llevará a los Cardenales a su séptima victoria consecutiva, cuando reciban a unos ‘débiles’ Houston Texans, encuentro en el que muy probablemente veamos a la nueva y flamante contratación del Big Red: el ala cerrada Zach Ertz.

La recta final

En octubre es posible hablar de béisbol cada semana ya que hay juegos casi todos los días, pero más que eso, es casi obligatorio hablar de ello considerando que es el último mes de la MLB.

Ya sólo quedan cuatro equipos: Red Sox y Astros por el título en la Liga Americana; mientras que Bravos y Dodgers van por el campeonato en la Nacional. Los mismos que el año pasado pelearon ambos títulos de liga, a excepción de Boston.

En la primera llave Boston enfrenta a Houston, equipo que llega a la Serie de Campeonato de la Liga Americana por quinto año consecutivo —incluido el campeonato de la Serie Mundial contra los Dodgers en el ‘17—, y del cual salió el hoy manager de los propios Medias Rojas: Alex Cora.

En el otro corchete están Atlanta y Los Ángeles, equipos que la temporada pasada se vieron las caras en la misma instancia, de la cual salió victoriosa la novena dirigida por Dave Roberts en una serie que debió extenderse hasta el séptimo encuentro, y que eventualmente los llevó a la Serie Mundial para levantar el ansiado trofeo que no ganaban desde el ’88.

Hasta el pasado viernes, una de las casas de apuestas más populares en los Estados Unidos ponía como amplio favorito a Houston; mientras que para el del sábado por la tarde los pronósticos indicaban que los favoritos eran los Dodgers.

Interpretando dicha apreciación podemos ver que la Serie Mundial esperada es entre Los Ángeles y Houston, algo que sin duda los fans de los Dodgers esperan, considerando el escándalo del robo de señas ejecutado por los Astr(ampos)os durante la temporada del 2017, que terminó con Houston levantando el trofeo en el patio de Los Ángeles, y con Alex Cora precisamente como el principal implicado en dicha estafa.

Sin embargo, es justamente el equipo de Alex Cora el que se ha visto más sólido en lo que va de los playoffs ’21, por lo que sin duda Boston puede convertirse en el equipo rompequinielas, para nuevamente consagrarse campeón de la Serie Mundial en apenas tres años.

Al momento, Red Sox y Astros mantienen la serie empatada a una victoria cada quien, mientras que los Bravos llevan ventaja en los primeros dos juegos de su serie. Los siguientes encuentros están pactados para hoy a las 17:08 del Pacífico con José Urquidy por Houston y Eduardo Rodríguez por Boston, como los pitchers abridores.

Dodgers recibe mañana a los Bravos en punto de las 14:08 del Pacífico, con Walker Buehler por los locales y Charlie Morton por la visita como los abridores del juego.

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