El reportero que que esto escribe, hoy les trae un cuento. Muy truculento.

Imaginemos un paraje florido y tormentoso, europeo tal vez, con la brisa gruesa de las noches de abril, gaviotas volando y las olas de la playa retumbando a lo lejos.

Al fondo, en el borde heroico de un risco frente al mar, hay un Palacio enorme.

La reina encabeza el Palacio desde hace poco tiempo. Los cortesanos de su set dicen que todo esta bajo control, pero los empleados de toda la vida creen que llegó acompañada de una maldición viejamente conocida.

Cuentan de una aparición, le llaman la peluca flotante.

Reportan haberle visto rondar pasillos y reuniones importantes; han registrado apariciones detrás de las cortinas y en la vigilancia del Palacio.

Incluso, la han visto acercarse a los empleados y asustarlos; les dice cara a cara:: pelochino a sindicalizado: “No me agradas…”

Los empleados de aquel Palacio de ensueño que contaron esta historia a GLOCAL MEDIA, no habían visto los extraños rulitos nuevos, pero reconocen esa mirada amenazante.

En el Palacio creen que la misteriosa peluca refleja los modos y las formas de un tiempo panista viejísimo. Un tiempo de campañas negras, de tarjetas sobre la vida privada de los empleados y de los reporteros que vivimos en este reino guinda.

Explican que la peluca flota en las dependencias, armando entuertos de división entre los empleados.

“¡Maricarmen…!”, le han escuchado gritar muchas veces.

Cuentan que fue la primera persona en hacerse cargo de Comunicación y Relaciones Públicas.

“Llegó y nos reunió. Nos dio instrucciones. Yo hasta la fecha no conozco al nuevo jefe. Nunca nos ha reunido a todos.”

Por eso, la peluca se mete en el gobierno, en las oficinas de los ediles y en los temas que no le competen, porque la Reina se lo permite.

Al ser una leyenda, ese ser flotante se gana puntos positivos en lo interno, y por eso presiona para callar los puntos negativos que acumula el Palacio desde afuera.

Atransvesando el género, el ser del espejo se convierte en una mujer flotante, y esa magia junto a la maldad de los Palacios y Disney, se hace realidad en Tijuana.

Desde un nivel considerable, este cuento puede tener finales bonitos o desastrosos. Pero la denuncia ya está hecha.

DEL DESCUBRIMIENTO.- Si Usted es medio chismoso, puede ir a visitar a la peluca flotante en el tercer piso del Palacio Municipal, en la primera oficina a mano izquierda entrando a Relaciones Públicas, desde donde dobletea funciones de espanto, como sucede en cualquier cuento de palacios, heroinas y brujas.

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