Los argentinos Claudia Becerra y Agustín Cacciola soñaban con tener un hijo, pero la pandemia de coronavirus, sumada a una grave crisis económica y una extensa cuarentena, los llevó a postergar su deseo hasta tener una situación personal más estable, un cuadro que se repite y derivó en una caída del 25% en la tasa de natalidad.

Primero Cacciola quedó varado durante tres meses en Perú, cuando el país andino declaró estado de sitio por la pandemia. Cuando finalmente pudo regresar a su Buenos Aires natal, se quedó sin trabajo, lo que afectó la estabilidad económica y emocional que la pareja anhelaba tener para ser padres.

“La incertidumbre es lo más difícil a lo que nos enfrentamos siempre (…) Obviamente los dos pensamos que sería bueno casarnos y tener hijos, nos gustaría, y luego decís ‘hay que cambiar un poco el escenario porque la realidad es la realidad'”, dijo Cacciola, un abogado de 32 años, a Reuters junto a Becerra en su casa del coqueto barrio de Belgrano.

FOTO: GRACIELA LÓPEZ/CUARTOSCURO.COM

“Yo soy más grande que él y el tema de ser madre lo venía postergando un poco por cuestiones profesionales nuestras y el año pasado por una cuestión económica también de los dos y todo esto que pasó en el medio”, agregó Becerra, una contadora de 38 años, quien citó además las dificultades para conseguir turnos médicos para hacerse controles por las restricciones.

La historia de la pareja es una de las tantas que ilustran una caída en la tasa de natalidad, una tendencia que comenzó en 2016 debido a la crisis económica en Argentina, pero que se agudizó con la llegada del COVID-19.

En la ciudad y en la provincia de Buenos Aires, los nacimientos cayeron cerca del 25% al comparar datos de enero y febrero de este año con el mismo período del 2020, cuando aún no se sentía el impacto del coronavirus en la región, según cifras de los registros oficiales a los que tuvo acceso Reuters.

Aún no hay datos de todo el país, según fuentes oficiales.

Una familia camina por Plaza de Mayo, en Buenos Aires, Argentina, el 16 de julio de 2021. Foto tomada el 16 de julio de 2021. REUTERS/Matías Baglietto

Cuando empezaron las restricciones por COVID-19 en marzo de 2020 en Argentina y las personas debieron quedarse en sus casas encerradas durante meses, Patricio Zalabardo, director del Registro de las Personas de la provincia de Buenos Aires, la más grande y poblada del país, preparó los sistemas de sus oficinas esperando que hubiera un “baby boom”. Pero sucedió lo contrario.

“Cuando uno ve los años en que impactó la baja de natalidad, obviamente son años donde hay incertidumbre, donde hay crisis económica o donde, como en este momento, hay una pandemia que impacta en un montón de decisiones de la vida familiar y, evidentemente, también impactó en la decisión de tener hijos”, dijo a Reuters Zalabardo en su oficina de la ciudad de La Plata.

Argentina, un país de unos 45 millones de habitantes que superó los 104.000 muertos por coronavirus, atravesó una de las cuarentenas más largas del mundo, lo que tuvo consecuencias tanto en lo laboral, como en la salud mental, en la educación de los niños y en la manera de vincularse.

ESTRÉS VERSUS FERTILIDAD

La doctora María Florencia Veiga señala una pantalla que muestra una aguja acercándose a un óvulo en un laboratorio de embriología, en un centro de fertilidad, en Buenos Aires, Argentina, el 15 de julio de 2021. Foto tomada el 15 de julio de 2021. REUTERS/Matias Baglietto

El estrés crónico que vive el argentino promedio producto de la crisis económica, sumado a la incertidumbre y el temor generados por la pandemia, incidieron en la caída de los nacimientos, según la ginecóloga y sexóloga Silvina Valente, presidenta de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana y jefa de Sexología Clínica del Hospital de Clínicas de Buenos Aires.

“‘¿A este mundo voy a traer un hijo?’. Eso se escucha muchísimo en el consultorio”, dijo Valente a Reuters por Zoom. “En Argentina, tanto con el confinamiento como los problemas económicos que trajo y que veníamos arrastrando desde hace añares, lo que hizo esta pandemia fue hacer una brecha muy importante en cuanto a las posibilidades de planificación”.

“Realmente todo esto a personas que planifican se les juega con muchísima ansiedad y la ansiedad les corre por dos lados: tengo miedo y no quiero planificar un hijo o inhibo mi ovulación, me baja la cantidad de espermatozoides y tengo problemas de fertilidad”, dijo Valente, quien añadió que la caída en la natalidad se vio también en Estados Unidos y Europa.

La doctora María Florencia Veiga mira a través de un microscopio en un laboratorio de embriología, en un centro de fertilidad en Buenos Aires, Argentina, el 15 de julio de 2021. Foto tomada el 15 de julio de 2021. REUTERS/Matías Baglietto

En América Latina, México registró una caída del 15,1% entre enero y mayo de 2021 con respecto al mismo período del 2020, mientras que Brasil tuvo el menor número de nacimientos en el primer semestre de 2021 desde que se comenzaron a compilar datos en 2003, según cifras provistas a Reuters por entes oficiales.

En Colombia, el índice de natalidad cayó un 17,4% en 2020 comparado con el año anterior, pero repuntó un 26,1% en el primer semestre de 2021 con respecto a igual período de 2020.

Los problemas para concebir entre quienes se animaron a hacerlo en contexto de pandemia llevaron a muchas parejas a acudir a clínicas de fertilidad, donde las consultas cayeron en la primera mitad de 2020 por la cuarentena y la falta de información, pero repuntaron fuertemente este año, a medida que Argentina aceleró el plan de vacunación y alivió restricciones.

“Hemos visto en el último tiempo, me gustaría decir desde el 2019 hasta ahora, dos incrementos importantes”, dijo a Reuters el doctor Fernando Neuspiller, director del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Buenos Aires.

“El primero es el 137% de mujeres que vienen a preservar su fertilidad y un 34-38% de mujeres que vienen a la clínica a buscar ser madres solas (…) Hemos notado ese aumento en época de pandemia”, agregó el especialista, quien contó que muchas mujeres que decidieron tener hijos por su cuenta citaron la dificultad de conocer una pareja durante la extensa cuarentena.

Desde 2013, existe en Argentina una ley que cubre de manera gratuita los tratamientos de fertilidad, lo que sortea de alguna manera las limitaciones planteadas por la crisis económica, si bien cerca del 60% de las personas lo hacen mediante planes de salud y alrededor del 40% de manera privada, según Neuspiller.

La doctora María Florencia Veiga mira una pantalla que muestra una aguja acercándose a un óvulo en un laboratorio de embriología, en un centro de fertilidad, en Buenos Aires, Argentina, el 15 de julio de 2021. REUTERS/Matias Baglietto

“Como se han restringido un montón de actividades de ocio y de compra de bienes de los pacientes, parejas o mujeres solas, creemos que parte de ese dinero que estaba destinado por ejemplo a un viaje que ahora no se puede hacer o a cambiar el auto, la gente lo ha destinado de manera más fructífera a costear un tratamiento de reproducción”, dijo el médico.

Hasta el momento, Argentina, la tercera economía de América Latina, administró unos 30 millones de dosis de los laboratorios Gamaleya, Sinopharm, AstraZeneca y Covishield, en una campaña que muchos criticaron por su lentitud y la dificultad para conseguir vacunas de otros proveedores.

De todos modos, el panorama luce más despejado para algunos.

Agustín Cacciola consiguió un nuevo empleo, su pareja tiene un trabajo que disfruta más y están planeando mudarse a un apartamento más amplio, condiciones que les brindan mayor estabilidad para volver a conectarse con su deseo de formar una familia.

“Este año tomamos la decisión (de ser padres), las cosas se empezaron a ordenar y empezó a haber menos restricciones, por lo menos en cuanto a lo social, turnos médicos, etcétera, y eso también te permite ir encasillando las cosas para otro lado, más allá de los problemas que siguen existiendo y que en Argentina van a seguir estando”, dijo Becerra.

Con información de Reuters.

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